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Ciencia

Mujeres científicas que hacen historia en Perú: “El futuro necesita voces y perspectivas únicas”

La ciencia también tiene rostro de mujer y en el Perú hay una por cada tres científicos que puede pasar inadvertida, pero sus trabajos impactan en aspectos trascendentales del país.

Científica y mujer, un desafío en Perú. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/La República
Científica y mujer, un desafío en Perú. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/La República

Cuando Eveling nació, la nombraron con aquellas tres últimas letras porque querían que sea ingeniera. Pese a ello, la convencieron de postular a medicina. No alcanzó el puntaje, quedó en enfermería. Por suerte para el Perú, vio que no era lo suyo y hoy es una destacada ingeniera de sistemas que ha ayudado a salvar cientos de vidas con el desarrollo de tecnologías para la salud.

Sin referentes de científicas tan conocidas en su país, Eveling, Carmen y Yamina decidieron cambiar el rumbo inicial de sus vidas para dedicarse a la ciencia, un campo al que el Estado peruano solo destina el 0,15% de su PBI y en el que las mujeres ocupan un 32%, según el Registro de Investigadores (Renacyt).

Científica y mujer: un desafío

Eveling Castro nació en Cusco, donde asistió a un colegio de mujeres, pero la mayor parte de su vida la pasó en Arequipa, donde cursó Ingeniería de Sistemas en la Universidad Católica Santa María, en una promoción de 60 estudiantes de los cuales 55 eran hombres.

“Me di cuenta de que me desafiaba mucho con ellos. Al ser un grupo mayoritario, yo trataba de sobresalir y he notado que esa palabra ‘desafío’ ha sido un denominador común en mi vida”, comenta.

Contrario a lo que suele pensarse sobre los anhelos de una científica, Eveling deseaba ser mamá. Hoy tiene dos hijas, un magister y un doctorado. “Para hacer la maestría, demoré seis años; para el doctorado, ocho. Antes me avergonzaba, pero me di cuenta de que el tiempo no interesa”.

<br> Eveling Castro es coordinadora del CiTeSoft de la UNSA, donde cuenta con una impresora 3D. Foto: Cortesía


Eveling Castro es coordinadora del CiTeSoft de la UNSA, donde cuenta con una impresora 3D. Foto: Cortesía

“Como mujer te exiges mucho. Los hombres no se preocupan por horarios ni viajes cuando buscan crecer. Yo quería ser la ‘mujer maravilla’ y hacer todo bien, pero afectaba a mi salud y tuve que poner límites”, narra.

Eveling era docente en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa (UNSA) y sus hijas tenían 13 y 11 años cuando fue a Chile para hacer su doctorado. Allí aprendió sobre los algoritmos de la inteligencia artificial. Ello le permitió ser pionera en la elaboración de dispositivos médicos mediante impresiones en 3D cuando llegó la pandemia al Perú en 2020.

“Cerraron las fronteras y los médicos no tenían viseras de protección adecuadas para atender a pacientes graves. Las que había eran para minas”. Gracias a que en su laboratorio contaba con materiales, pudo fabricar los dispositivos necesarios con una impresora 3D.

Así también, dirigió la creación de los primeros laringoscopios en el país, dispositivos que permiten el análisis de infectados sin que los médicos tengan que acercarse tanto. “Por suerte, actuamos rápido. Eso no se conocía en Perú”.

“Lo mío es descubrir”

Otra científica que trajo importantes adelantos es Carmen García Dávila. “Me encanta trabajar con jóvenes, pero lo mío es descubrir”, pensaba cuando tenía 21 años y era profesora en Loreto, región natal donde estudió Educación en la UNAP. Decidió cursar Biología.

Su pasión la llevó a especializarse en genética molecular y liderar la creación del primer laboratorio de alta complejidad de la Amazonía con el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), de la cual hoy es presidenta ejecutiva.

Antes de trabajar en el centro que vela por el uso sostenible de recursos naturales, Carmen ganó una beca en un reconocido instituto de Brasil en 1996. Allí hizo su maestría y luego un doctorado, con otra beca.

“Hacer una carrera de ciencia era algo que pocos miraban en esa época. En el Perú, solo había oportunidades para mujeres si salías al extranjero”, cuenta. “Yo nunca había tocado un computador. En Brasil, cada alumno tenía uno”.

Carmen García ha generado un banco molecular de referencia de peces, anfibios, reptiles y mamíferos acuáticos amazónicos. Foto: IIAP/Cortesía

Carmen García ha generado un banco molecular de referencia de peces, anfibios, reptiles y mamíferos acuáticos amazónicos. Foto: IIAP/Cortesía

Le ofrecieron quedarse a trabajar, pero, justo a tiempo, el IIAP la invitó a volver a Loreto para que ayude a montar un laboratorio especializado en genética molecular, algo que hasta aquel 2002 no había en Perú.

“Hasta ese momento, las investigaciones eran solo macroscópicas, pero no sabían si ese recurso era realmente abundante. Por ejemplo, puede haber miles de peces, pero todos pueden ser hermanos; entonces, genéticamente, la población está acabada. Por eso, la evaluación molecular es necesaria”.

Mirada hacia lo alto

Así como detrás del estudio de plantas y animales de la selva hay una científica líder, tras el estudio y las predicciones de eventos climáticos también.

“Nací en la selva de Huánuco. Las lluvias y huaycos eran frecuentes. Veía que, si los vientos iban en cierta dirección, llovería”, cuenta Yamina Silva sobre cómo empezó su interés por los fenómenos atmosféricos. Hoy es ingeniera meteoróloga e investigadora científica principal en el Instituto Geofísico del Perú (IGP).

Al igual que Carmen y Eveling, Yamina viajó lejos de su hogar para perseguir su sueño. Obtuvo una beca para estudiar en Rusia a los 19 años y se quedó hasta terminar el doctorado.

Yamina Silva también es docente del curso de Meteorología y Climatología en la PUCP. Foto: Cortesía

Yamina Silva también es docente del curso de Meteorología y Climatología en la PUCP. Foto: Cortesía

“Algo que me llamó la atención de Rusia era que un clima tan extremo requería pronósticos bastante exactos para cultivos y la aeronáutica. Eso me motivó a pensar que es posible desarrollar tecnologías para reducir daños en climas variables como en Perú”, comenta.

A su regreso, participó en la implementación de modelos para pronósticos de tiempo, junto al IGP, herramientas fundamentales hoy. Así también, lideró en la creación de un laboratorio-observatorio en Huancayo. “Es un gran reto hacer que los modelos pronostiquen adecuadamente las precipitaciones en los Andes, se tiene que entender complejos procesos”.

Más mujeres científicas

Además de su labor científica, Yamina preside el Comité Pro Mujer del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec), que desde 2019 promueve proyectos y políticas para reducir la brecha de género de mujeres en la ciencia en el Perú.

“La misión es cerrar la brecha en 2030 y estamos trabajando con regiones porque más del 50% de investigadoras están en Lima. Este año vemos con agrado que más regiones se sumaron en actividades por el 11 de febrero, que es el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Pero también los padres en casa son un factor crucial; aún persisten estereotipos”, expresa.

 El 10 de febrero se llevó a cabo una feria para promover el interés por la ciencia en niños y niñas. Foto: Marco Cotrina / La República

El 10 de febrero se llevó a cabo una feria para promover el interés por la ciencia en niños y niñas. Foto: Marco Cotrina / La República

Yamina, Carmen y Eveling comparten algo determinante en sus historias: el apoyo de sus familias. “Yo nací para ser líder, mi mamá era una líder. En mi casa, no hemos tenido eso de que ‘un hombre debe hacer esto y una mujer esto’”, comenta Carmen.

El camino de la ciencia es un camino fascinante, lleno de retos. Al final, la recompensa es buena. Salir en un mundo que hasta hace poco se consideraba solo para hombres es gratificante”, agrega, como mensaje para las niñas.

Eveling, por su lado, resalta la curiosidad y creatividad de las mujeres como valores especiales para este campo. “Yo les diría que no teman desafiar los estereotipos ni dudar de sus habilidades. El futuro de la ciencia y la tecnología necesita sus voces y perspectivas únicas”.

Hay que motivar a las jóvenes

Myra E. Flores, doctora en Química y especialista en Popularización de la Ciencia del Concytec

“Las mujeres, con genotipo XX, somos biológicamente distintas a los varones. Tenemos hormonas diferentes, además de talla y peso promedio menor. A pesar de que somos el 50% de la población mundial, en los estudios y avances de la ciencia y la tecnología, y en distintos campos, muchas veces no se toman en cuenta esas diferencias. Ello explica, por ejemplo, que podamos vernos más afectadas por fármacos menos eficientes o equipos médicos poco ergonómicos y hasta incómodos. Se necesitan, entonces, más mujeres en la ciencia y la tecnología. Además, una mirada femenina ha demostrado que aporta mucho a los avances científicos. Y una de las formas de motivar a las jóvenes a seguir el camino de la ciencia y la tecnología es mostrándoles modelos femeninos a seguir”.

larepublica.pe

Periodista en la sección Ciencia de La República. Bachiller en periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Interés especial en temas ambientales y literatura