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Cine y series

Jazmín Stuart: “No siempre una actriz encuentra roles tan interesantes”

Protagoniza el thriller argentino Fragmentada, una película que aborda la corrupción y la persecución a pueblos.

Jazmín Stuart. Foto: Página 12
Jazmín Stuart. Foto: Página 12

Fragmentada es un interesante thriller que se desarrolla al sur de Argentina, en Patagonia, entre bosques y casas de cientos de metros que son buscadas por las inmobiliarias. Una policía suspendida viaja hasta allá junto con su hija adolescente para cuidar a su madre. Pero en los primeros minutos del filme de Facundo Escudero, un crimen deja cabos sueltos al mismo tiempo en que el caso es ignorado por la autoridad local. “Irina es valiente, heroica y a la vez con un núcleo muy sensible, muy complejo. No siempre una como actriz encuentra roles tan interesantes, tan bien diseñados”, nos responde Jazmín Stuart. El estreno será el lunes por AMC.

—En la película hay varios temas, desde la corrupción hasta la violencia de género. ¿Cómo abordas un guion así?

—Yo creo que la película denuncia de alguna manera un entramado que tiene que ver con esa violencia machista, mezclada con la persecución a los pueblos originarios, con la explotación más turbia y corrupta de los recursos naturales. Son cosas que, lamentablemente, muchas veces van de la mano y que están sucediendo muchísimo. Hay una crisis muy profunda y que se cobra la vida de muchísimas mujeres. Creo que la película no es de denuncia, sino es un thriller atrapante, pero tiene detrás un mensaje que para mí es un orgullo acompañar, desde mi humilde lugar de actriz, porque es importante que esas cosas se muestren.

—¿Te parece que puede verse que coprotagonizas con un mundo, con un ‘monstruo’?

—Totalmente. Al final muestra que es un ‘monstruo’ con muchos brazos que puede entrampar y atraparte. También deja un mensaje de mucha esperanza en cuanto a las mujeres tejiendo redes, no rindiéndose, cuidándose las espaldas.

—¿Como la relación madre-hija y la idea de no repetir patrones?

—Sí, el tema de la maternidad en la película es muy fuerte. Nos viene a preguntar qué es ser una madre y esta cosa de la ‘madre imperfecta’. Me gusta mucho una escena donde la chiquita, mi hija (en ficción), se entera de algo que cometí y que fue un acto de defensa. El personaje le dice: “Sé que no soy la mejor madre, no soy la mejor policía ni la mejor amiga, pero lo intento”. Es una madre imperfecta en apariencia, pero está dispuesta a darlo todo. Eso me parece conmovedor.

—¿Cómo ves la actualidad del cine latinoamericano, después de ganar premios en los festivales y Óscar?

—Está en un gran gran momento. El cine argentino también está explorando nuevas narrativas, nuevos actores. Los cineastas se están atreviendo a hacer películas cada vez más personales y por suerte hay productores que quieren acompañar esos proyectos y en los festivales son películas muy bien recibidas. Creo que hay que seguir trabajando por eso, por un cine con identidad.

—Pero sigue siendo difícil hacer cine independiente, ¿no?

—Hay mucho que mejorar. En Argentina, bueno, siempre la situación es muy inestable, ahora estamos enfrentando un nuevo Gobierno que directamente no tiene interés en el arte o en los dispositivos de fomento para que este siga siendo diverso y no solamente sea un negocio. Estamos empezando un periodo que —ojalá me equivoque— será de resistencia muy necesaria y de lucha por sostener la cultura, por supuesto, entre otras urgencias. Pero bueno, el espacio de la cultura y el arte es un espacio de identidad, no solo para Argentina, sino para todos los países; es un espejo en el que nos reflejamos y repensamos.

—De acuerdo. Algunos creen que apoyar el arte es innecesario.

—Bueno, hay mucha confusión y la hay adrede para torcer la opinión pública hacia una demonización del arte y de la cultura. Lamentablemente, hay fuerzas políticas que demonizan a los trabajadores de la cultura y arte porque saben que son férreos defensores de los derechos humanos y de la igualdad, de cuestiones que a sus propuestas de ultraderecha no les conviene. Siento que esa estrategia por demonizar en principio es muy injusta, y en segundo lugar es muy peligrosa porque genera odio y persecución. Es sumamente autodestructivo.

Redactora de la edición impresa de La República. Cubre noticias sobre cine, teatro, música y televisión. Bachiller en Ciencias de la Comunicación. Licenciada en Periodismo.