El regreso de Paul Auster: Baumgartner

Quizás muchos se sorprendan con una novela de Paul Auster sin la acción que suele atravesar sus historias. Baumgartner es una novela pausada, de la memoria, del pasado, del tiempo, del duelo y del dolor. Seymour Baumgartner es un académico en filosofía de la Universidad de Princeton y está experimentando el inicio su vejez. Sabe que no hay mucho por delante y se concentra en volver sobre el pasado. Sy (como lo llaman) es viudo, perdió a Anna años atrás de una manera trágica. De ella conserva recuerdos de una vida hermosa y una serie de poemas y documentos que dan prueba de la brillantez de su esposa. Con el fin de rescatar todo lo valioso y dejarlo para el mundo, se propone editar un primer libro de sus mejores poemas. Es un éxito.

Lo que importa en realidad no es eso, sino las reflexiones de ese hombre abatido, que logró todo lo que quería profesionalmente y perdió lo que más amaba de la manera más absurda. Anna es un personaje fantasma en la vida de Sy, pero también lo es dentro de la novela. Quienes la lean pueden conocerla a la perfección. Vive en sus páginas, pero solo a través de un pasado que se nos da a conocer por el profesor. La memoria y el deterioro de la misma mueven los hilos de la novela. El académico se plantea casarse nuevamente cuando logra enamorarse, pero pronto resuelve que el tiempo ya no le alcanza para vivir nuevamente. La de Baumgartner es una realidad dura, que nos conmueve y enternece. No deja de ser un hombre brillante y reflexivo como lo son los héroes de Paul Auster, pero invierte esas cualidades de manera distinta que sus típicos héroes.

La belleza con la que se construye al personaje de Anna es producto de una prosa magnífica. La vemos a través de los ojos de su amado y sufrimos con él por el dolor de su pérdida. Sy es un buen hombre, uno de esos que uno quisiera abrazar. Su inteligencia no excluye una enorme sensibilidad. Nos apenamos cuando lo vemos combatir y abrazar los achaques que siempre trae el paso del tiempo.

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No obstante, no solo es una novela de la reflexión de un personaje. El libro nos permite ver —como suele hacer el autor— ciertos rasgos transversales de la sociedad estadounidense. El narrador se detiene a contarnos las historias de cada uno de los personajes que se presentan en la historia. Tenemos la historia de Anna, una mujer brillante que nació en una familia que ya había accedido a los privilegios de una clase media alta neoyorquina; la de Judith (la nueva saliente de Sy), que creció con todos los privilegios de una clase alta consolidada; la de Beatrix, una joven estudiante brillante que proviene de una familia de migrantes genios que marcaron la historia por su importancia; y, claro, la de Sy, un hombre que se hizo a la manera del sueño americano con mucho esfuerzo y trabajo, pues venía de una historia y realidad familiar muy poco favorable. Quien se embarque en leer Baumgartner gozará con cada una de estas historias que, finalmente, son arquetípicas en una sociedad como la de Estados Unidos, más aún, en una ciudad cosmopolita como Nueva York o en una Universidad como Princeton.

Por último, creo que otro de los grandes logros de la novela —que permite trabajar con gran profundidad la emocionalidad de Baumgartner y sus reflexiones— es la historia de Anna y Seymour. Se trata de una historia perfecta, un amor saludable, hermoso y estimulante. A pesar de ser una historia de amor, no resulta cliché, mucho menos cursi. La distancia desde la que se nos muestra con los detalles que solo ve la mirada hacia atrás. Baumgartner valora lo cotidiano, lo más humano. El lector imagina las escenas, ríe, se conmueve, y principalmente no quiere soltar el libro. Atrapa.

Quizás algunos reclamen a la novela que no pasa nada. No necesita pasar mucho, justamente se trata de eso. Tal vez otros se pregunten por el aspecto formal fuera de una serie de historias bien contadas. Sí, se trata esencialmente de eso, pero no hay que dejar de notar la inclusión de poemas, relatos, correos y memorias introducidas dentro de la novela. Todos son textos muy bien escritos y aumentan la sensación de estar leyendo una historia de la vida real. El lector se zambulle en ella como si lo fuese y siente el dolor del profesor Baumgartner como si el ser amado que nos arrebató la vida fuese propio. Una bella lectura.