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Domingo

Postales de un inmortal

Desde el ensayo de su discurso, con su nieto Leandro, hasta el banderín del Colegio Leoncio Prado que exhibió uno de los invitados a la ceremonia en la que se incorporó a la Academia Francesa, el gran día de Mario Vargas Llosa en París dejó imágenes para el recuerdo. 

Mario Vargas Llosa deja la sede de la Academia Francesa luego de su proclamación como “inmortal”. Foto: La República
Mario Vargas Llosa deja la sede de la Academia Francesa luego de su proclamación como “inmortal”. Foto: La República

"En París me hice escritor, una vocación que no me había atrevido antes a asumir, pese a mis artículos en la prensa diaria, en el periódico La Crónica y en Cultura Peruana; aquí, en París, escribí mis dos primeras novelas, un largo relato y varias crónicas. (...) Pero, acaso, más importante fue que en Francia descubrí a Gustave Flaubert, quien ha sido y será siempre mi maestro, desde que compré un ejemplar de Madame Bovary la noche misma de mi llegada”, dice Mario Vargas Llosa en su discurso de ingreso a la Academia Francesa de la Lengua. Son 34 páginas que hablan no solo de su devoción por Flaubert, sino de su respeto por Jean-Paul Sartre y Albert Camus y de otros aspectos de su vida que lo han acercado a la cultura francesa. Nada se ha improvisado. Horas antes de la ceremonia, el premio Nobel pasó por el salón principal del Instituto de Francia para ensayar la lectura del mismo texto, lo acompañaba su nieto mayor, Leandro.

Todo está registrado en fotos. Pero estas imágenes no están en los catálogos de las agencias de noticias, son parte de lo que han ido compartiendo sus hijos Morgana y Álvaro en sus cuentas de Twitter, es el testimonio más íntimo de una tarde inolvidable para toda la familia del narrador.

 El premio Nobel rodeado de sus nietos Leandro, Isabella y Anaís. Foto: Twitter / Morgana Vargas Llosa

El premio Nobel rodeado de sus nietos Leandro, Isabella y Anaís. Foto: Twitter / Morgana Vargas Llosa

El contraste es interesante. Mientras la prensa parisina se engolosina con la llegada del exrey Juan Carlos de España y de la infanta Cristina, en el lugar de los hechos Vargas Llosa recibe la felicitación de sus nietos, que bromean con la espada y la chaqueta con ramas de olivo que la formalidad de la ceremonia le exige llevar, y todo queda registrado en los celulares de sus padres.

Daniel Rondeau, escritor francés, también llamará la atención por las carcajadas que comparte con el homenajeado y por mostrar ante la TV un banderín del Colegio Militar Leoncio Prado, escenario de la primera novela de Vargas Llosa: La ciudad y los perros.

 Ensayo de su discurso bajo la atenta mirada de su nieto Leandro. Foto: Twitter / Álvaro Vargas Llosa

Ensayo de su discurso bajo la atenta mirada de su nieto Leandro. Foto: Twitter / Álvaro Vargas Llosa

Horas más tarde, el diario Le Figaro, el más antiguo de Francia, le dedicará su portada y parte de su sección editorial al escritor. “Del Nobel a la Academia Francesa”, dice el encabezado del matutino. Y Alfaguara, la editorial que publica los libros del Nobel, compartirá la tapa de Un bárbaro en París, una declaración de amor por la cultura francesa, y una amplia explicación de la distinción que acaba de recibir.

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