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Domingo

Pepe Mujica, el veterano político que no le teme a la muerte

Lección de vida. Un retrato del expresidente y exlíder guerrillero de Uruguay, amado por toda la izquierda latinoamericana, quien hace unos días recibió la noticia de que padece un cáncer al esófago y lo hizo con una serenidad asombrosa: “Cuando me toque, me toque. La vida es hermosa y hay que vivirla”.

Orador. Son recordados sus discursos en foros internacionales, como el que dio en Unasur, en 2014, cuando instó a los jóvenes a “luchar por la felicidad”. Foto: AFP
Orador. Son recordados sus discursos en foros internacionales, como el que dio en Unasur, en 2014, cuando instó a los jóvenes a “luchar por la felicidad”. Foto: AFP

José Mujica (88) lleva más de 50 años  eludiendo los brazos de la muerte. Lo hizo en los 70, cuando en un enfrentamiento con la Policía le pegaron seis tiros y terminó con los brazos y las piernas agujereados y la mitad del pulmón destrozado. Lo ha hecho sobreviviendo a una enfermedad autoinmune, a una infección en el páncreas y hasta a la espina de pescado que, hace tres años, se le quedó atravesada en la garganta en un almuerzo y que tuvieron que extraerle con cirugía.

Mujica, el ‘Pepe’ Mujica, no parece preocupado por el fin. “Todo lo que nace nace pa morirse”, les dijo el pasado lunes a los periodistas luego de anunciarles, con una serenidad asombrosa, que le habían descubierto un tumor en el esófago. Un tumor maligno. Un cáncer.

El exguerrillero tupamaro, quien gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, hizo un recuento de los males que lo aquejan hace años. Dijo, con ese humor tan suyo, que, a estas alturas, estaba “viviendo gratis”. Y en este momento tan difícil eligió dirigirse a los jóvenes para decirles que no hay que dejarse doblegar ni en los peores instantes de adversidad: “La vida es hermosa y hay que pelearla y vivirla con la mayor intensidad con que se pueda”.

Porque Mujica, quien padeció la cárcel y la tortura, encontró la manera de vivir una vida intensa y feliz, saliendo de lo más hondo para llegar a lo más alto, hallando al final un equilibrio austero, digno, que le ganó el respeto y la admiración de ciudadanos de todo el mundo.

 Despedida. Una multitud lo despidió cuando dejó el Gobierno, en 2015. Se fue con 62% de aprobación. Foto: AFP

Despedida. Una multitud lo despidió cuando dejó el Gobierno, en 2015. Se fue con 62% de aprobación. Foto: AFP

Un presidente que hizo historia

Mujica pasó una década —entre 1962 y 1972— combatiendo al Gobierno con una pistola en la mano. Junto a sus compañeros del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, cometió robos y secuestros contra empresarios y autoridades. Tomó pequeños pueblos y protagonizó escandalosas fugas de prisión. Cuando se instaló la dictadura, en 1973, él y otros líderes guerrilleros presos pasaron a ser considerados “rehenes” y como tales fueron sometidos a reclusiones asfixiantes y tratos crueles e inhumanos. En 1985, la democracia puso fin a su encarcelamiento. Mujica comenzó una nueva vida. Compró una chacra, en Rincón del Cerro, se instaló allí con su mujer, la exguerrillera Lucía Topolansky, y comenzó a participar activamente en la política. Todavía era de izquierda, pero ya no tenía pistolas en las manos.

 Chacarero. En su campo de flores y hortalizas, en Rincón del Cerro, donde el Pepe es más feliz que en ningún otro lugar. Foto: AFP

Chacarero. En su campo de flores y hortalizas, en Rincón del Cerro, donde el Pepe es más feliz que en ningún otro lugar. Foto: AFP

En 2010 se convirtió en el primer exguerrillero que asumía la presidencia de un país latinoamericano. Su gobierno no fue malo, dicen los observadores, pero pudo ser mejor. De corte socialdemócrata, combinó la ortodoxia económica con intensos programas sociales. Él mismo reconoció, años después, que se quedó corto en materias como seguridad y educación.

Pero lo que quedó para la historia, no solo de Uruguay, sino de toda Latinoamérica, fue su impulso a leyes que promovían la libertad de verdad, no la de los discursos. Como la ley de legalización de la marihuana, que promovió aun cuando la mayoría de la sociedad uruguaya se manifestó en contra. La de la despenalización del aborto, que fue atacada ferozmente por la Iglesia y los sectores más conservadores. Y la del matrimonio igualitario.

Ningún país de Sudamérica avanzó tanto en materia de derechos y libertades como el Uruguay de Mujica. Gobiernos progresistas de todo el mundo lo miraron como un modelo a seguir. Incluso el semanario The Economist lo declaró como “país del año” en 2013.

Fue en esos años que la BBC lo llamó “el presidente más pobre del mundo”. Porque nunca dejó de vivir en su chacra, de movilizarse en su viejo escarabajo ni de sembrar flores y hortalizas. Porque como presidente y, después, como ciudadano común, siempre se ha manifestado contra el consumismo y los oropeles y siempre ha reivindicado el valor de las cosas simples.

 Coraje. El lunes 29 anunció que padecía cáncer. A partir de esta semana recibirá un tratamiento a base de radiación focalizada. Foto: AFP

Coraje. El lunes 29 anunció que padecía cáncer. A partir de esta semana recibirá un tratamiento a base de radiación focalizada. Foto: AFP

“La austeridad no es austeridad en el caso nuestro”, dijo alguna vez. “Es lucha por la libertad. Los que pierden la libertad son los que se dejan enganchar por la sociedad consumista”.

“Es un tipo que no finge humildad”, dice el fotoperiodista uruguayo Armando Sartorotti a La República. “Él no es pobre. Es un presidente que tomó la opción de vivir en las condiciones más humildes. Que dijo ‘todo lo que necesito son estas 40 cosas’ y se quedó con esas 40 cosas y no tiene nada más”.

“A él le sucedió lo que a muchos de los que estuvimos mucho tiempo sufriendo prisión”, dice, por su lado, el escritor Marcelo Estefanell, amigo desde sus épocas en la guerrilla. “Una especie de amor por la libertad a toda costa. Y un sentido republicano que siempre lo hizo ser respetuoso de la independencia de poderes y de la libertad de expresión”.

“Mucho de lo que hoy te digo nació en aquel tiempo de soledad en la cárcel”, le dijo Mujica a Emir Kusturica en el documental El Pepe: una vida suprema. “No sería quien soy. Sería más fútil, más frívolo, más superficial. Más exitista, más de corto plazo. Más triunfador…, más embebido del éxito. Más con poses de estatua. Más todo eso, que no soy hoy, tal vez si no hubiera vivido esos diez años y pico de soledad”.

Marcelo Estefanell recuerda que, cuando era presidente, a veces Mujica caía a almorzar a un bar situado al frente del semanario donde el escritor trabajaba y que siempre lo mandaba a llamar. Los viejos amigos disfrutaban hablando de política, de periodismo, de los años de reclusión y de asuntos más hondos como la ciencia. Estefanell alguna vez le regaló un libro sobre divulgación científica del fisiólogo argentino Marcelino Cereijido, que el mandatario leyó con entusiasmo. “El Pepe se ha definido como panteísta, en el sentido de que, si hay una fuerza, está en la naturaleza. Yo creo que él es afín a las ideas de Carl Sagan, que sostenía que somos polvo de estrellas”, dice a La República.

Mujica no cree en Dios. Ni en la vida en el más allá. A él no le asusta la muerte. Ha vivido una vida intensa y a plenitud. “En mi vida, más de una vez anduvo la parca rondando el catre, pero me siguió pastoreando”, dijo el día que anunció su mal. Su voz sonó tranquila y sin miedo. “Esta vez me parece que viene con la guadaña en ristre, y veremos lo que pasa”.

 Libertad. En 1985, con el fin de la dictadura, él y la cúpula de la guerrilla fueron liberados. Pasó 13 años en prisión. Foto: AFP

Libertad. En 1985, con el fin de la dictadura, él y la cúpula de la guerrilla fueron liberados. Pasó 13 años en prisión. Foto: AFP

Datos

Mujica dona el 70% de su pensión para obras sociales. Antes lo hizo con su sueldo de presidente y de parlamentario.

50% de los uruguayos aprobaba a Mujica en una encuesta realizada el año pasado. Era el político más popular de todos los consultados.

larepublica.pe

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.