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Susana Baca: Sueño con un país que no discrimine a la gente

Entrevista. Artista peruana fue uno de los platos de fondo de Hay Festival Arequipa. Susana habla de su disco Palabras urgentes y sus memorias, Yo vengo a ofrecer mi corazón, relato del tramo de su vida cuando aún no gozaba de la miel de la fama.

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Por Juan Carlos Soto. Arequipa.

Que el mundo fue y será una porquería/ ya lo sé/ en el quinientos seis y en el dos mil también/ que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafa’os, contentos (…)

Hace noventa años, el argentino Enrique Santos Discepolo escribió Cambalache, letra para un tango en clave de crítica social. Susana Baca lo incluye en Palabras urgentes, su último disco, parece un diagnóstico preciso del Perú actual: un país descompuesto por la corrupción. “Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón/ Mezcla’o con Fujimori/ Van Don Bosco y La Pen, Trump y Napoleón, Alan García y San Martín”. La artista le da un barniz de actualidad a la pieza con este añadido.

“Para alivio nuestro hemos traído Cambalache al Perú. Realmente, puedes escoger tu corrupto y señalarlo”, nos dice la discípula de Chabuca Granda y que en estos días participa en el Hay Festival de Arequipa.

—A veces se dice que el corrupto solo es el rico, pero Cambalache lo democratiza, también está metido el pobre.

—La corrupción llega a todos los rincones. Hay gente que responde corruptamente, estando en un cargo ínfimo, en un municipio. Estamos siempre en la desconfianza y en el peligro de que esos funcionarios se vuelvan corruptos, porque también hay una cosa permisiva.

La artista llega puntual a la entrevista. Le recuerdo que el 17 de noviembre podría ganarse el cuarto Grammy Latino de su carrera. Palabras urgentes está nominado a mejor álbum de música folclórica. Compite con pesos pesados: Eva Ayllón, Paulina Aguirre, Pedro Aznar, Natalia Lafourcade, Sandra Mihanovich, X Alfonso y Eme Alfonso. Baca ganó su primer Grammy en 2002 con Lamento negro. Me dice que su carrera no fue fácil. Sorteó varios obstáculos y tiradas de puerta en la cara.

“Recuerdo haber ido a Discos Independientes y dejé mi disco, para que lo escuche un señor. No lo escuchó. Y después cuando vino David Byrne -líder de Talking Heads- y Discos Independientes pertenecía a Warner Bros., él (directivo) mintió. Dijo que no le habían dejado nada. A pesar que sí se lo habíamos entregado.

—Lo encarpetó.

—Lo dejó por ahí. Eso cuento en las memorias también porque siempre fue: no, no, no, no, no, una cadena de nos. Te cansa. Me fui a tentar suerte afuera, iba y venía, nunca me quedé.

La aparición de David Byrne fue providencial. En los noventa, el líder de Talking Heads descubrió la música de Susana. En Nueva York, Byrne tomaba clases de español. Su profesor le hizo escuchar la música de Susana Baca. Le encantó. Se puso en contacto con ella, viajó a Lima y se quedó dos semanas en su casa. Byrne la incluyó en una antología llamada Black Soul of Perú.

—¿Usted siente que los reconocimientos a su trayectoria musical son un poco tardíos?

—Me hubiera gustado que me reconozcan antes, para estar más joven, más fuerte, pero también uno aprende que llega el momento en que te reconocen y es que haz he hecho un trabajo para eso. Haz conquistado el público. Ese es un trabajo fuerte.

Susana Baca ya ha ganado dos premios Latin Grammys anteriormente. Foto: difusión

Susana Baca ya ha ganado dos premios Latin Grammys anteriormente. Foto: difusión

—Usted hablaba en sus memorias sobre una suerte de discriminación.

—Hubo una época en que el Perú estuvo mirando hacia afuera. La gente decía que su origen era francés, italiano, cualquier cosa, pero menos peruano.

—¿Ser peruano avergonzaba?

—Claro, no aprecian el Perú y sus valores. Uno va por el interior del país y ve todavía estas instituciones que son las comunidades solidarias, que se ayudan. La gente sabe que en su comunidad tiene todo. Saber eso es saber lo que vales como ciudadano, como persona, no sentirte que te cierran la puerta en la cara porque tienes tal color de piel o porque tienes una manera de hablar.

—No podemos tapar el sol con un dedo, hay discriminación, pero ciertos personajes intentan sacar el rédito. ¿Usted siente que eso pasa con el presidente actual?

—Él debe haber sentido discriminación, porque viene de la sierra, de Cajamarca. En Lima, yo me imagino que le debieron haber cerrado las puertas. Eso te crea un resentimiento. Y no sé si se acuerdan del ministro de Cultura, (Ciro Gálvez), que fue a lugares a reconocer artistas en los pueblos más lejanos del Perú. Pero él tenía una actitud como de venganza. Decía: “Ah, nos han maltratado, nos han ninguneado, nos han cerrado puertas en la cara. Entonces, ahora van a ver, porque ahora tenemos el poder. Estamos en el Palacio. Eso también es negativo”.

—Es revanchismo.

—Claro. El revanchismo no lleva a ningún lado.

—¿Cómo hace una persona para no ser revanchista? En el Perú, parece que siempre hubiera cuentas pendientes.

—La persona (dice) me han discriminado y hace lo mismo con “otro recién llegado”. ¿Cómo hacemos para que la gente no desprecie a otro?, ¿para que la gente que le ha tocado vivir experiencias negativas como el racismo, revierta eso en algo positivo? Yo no podía haberme quedado, cuando de niña, de joven y ya mayor, me he sentido discriminada. Mi madre me decía: ¿No te han elegido para ser bailarina de ballet de tu salón?, están equivocados. Tú eres la mejor bailarina. Esa afirmación me ayudó muchísimo, porque te duele. Yo he llorado cada vez que me han discriminado, pero no te puedes quedar en eso.

—En estas memorias, “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, usted cuenta su paso sobre la política. ¿Se arrepiente de haber ingresado a ella?

—Cuento sobre mi niñez, mis raíces, mi entorno, cómo crezco y cómo me afirmo en la vida. Y termina cuando conozco a David Byrne. Pero ahí no terminan las memorias, tiene que haber un tomo dos (ríe).

Habrá un segundo tomo donde contará su paso por la política. Ocupó el ministerio de Cultura en el gobierno de Ollanta Humala durante seis meses. No se arrepiente de haber adoptado ese reto aunque siente decepción por Humala. " Tenía un discurso maravillo y terminó en nada.

—¿Y que significa estar dentro de ese monstruo que es la política?

—Uy, es terrible. Yo salí muy dañada. Mi prestigio como cantante estaba muy bien, pero entonces te convences y dices tú mismo, de repente puedo aportar algo, sobre todo por los artistas. Había que hacer una enmienda de la Ley del Artista. Hasta el último día que yo me fui del ministerio, luchamos por eso. En esa comisión estaba gente muy importante, artistas como el señor Luna Victoria, Elvira de la Puente, Nora de Izcue, Coco Chiarella, imagínate, ese grupo de gente reuniéndose y trabajando con el departamento jurídico del ministerio. Kiri Escobar también, por la parte de los músicos. Ese afán de querer hacer bien las cosas. Yo, la verdad, me hice cargo para servir, no para servirme, como pasa con muchos políticos.

—Es una utopía tener esperanzas en estos tiempos. ¿Cómo se mantiene tan vital?, ¿cuál es el secreto?

—Yo creo que es la música, el trabajo, porque no solamente estoy cantando o haciendo danza. También estoy trabajando en la zona donde vivo, en Cañete. Ahí tenemos un centro cultural, una escuela. Hay jóvenes de esa escuela que ya me están acompañando, ya profesionales, en los escenarios. Después del Hay Festival, nos vamos a México a cantar.

—¿Algo que quisiera añadir?

—Sueño con un país que no discrimine a la gente. La mezcla que somos es un tesoro.

Editor regional del diario La República, edición sur. Licenciado en Periodismo de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. Trabaja para La República desde el 2003. Ha publicado libros sobre perfiles políticos regionales y literatura.