¿Qué hay antes del festejo blanquirrojo?

"Puestos los ojos en el 28 y 29, estudiantes y trabajadores arrancan julio con la expectativa blanquirroja. Sin embargo, hay primero una fecha que merece lupa, reloj y gratitud: el Día del Maestro".

Conmigo se ha mudado de casas y ciudades la tarjeta que la profesora Diana me entregó antes de ocupar mi sitio de concursante escolar y rifar conocimientos lingüísticos en representación del segundo de secundaria: “Sigue siendo así de especial y te será retribuido”. Especial y retribuido. Las palabras se propagaron año a año hasta alcanzar la adultez, la etapa de agenda con horas libres por accidente. Puestos los ojos en el 28 y 29, estudiantes y trabajadores arrancan julio con la expectativa blanquirroja. Sin embargo, hay primero una fecha que merece lupa, reloj y gratitud: el Día del Maestro.

Apreciar es un verbo que la RAE define como “reconocer y estimar el mérito de alguien o de algo” y que algunos profesores comparten sin usar el diccionario: les basta la voz cordial y la mirada limpia de juicios —y, a veces, algunas tarjetas—. El aprecio, el sustantivo derivado de la acción, se convierte, entonces, en un método de aprendizaje que, detallado o no en la rúbrica, ingresa a la memoria sentimental y se instala como norma. 

El aprecio de la profesora Diana, el que me dio y el que me enseñó a esperar, se mantiene tan joven como su cara, aunque yo haya crecido. Y al recuerdo de su labial color tierra se suman las particularidades de aquellos maestros que actuaron como ella: la manicura pulcra de Celina, el plumón verde de Teodoro, los lentes multifocales de Andrés, la fragancia floral de Irina y el cabello insubordinado de Raquel. La lista guarda más nombres y más físicos, pero, sobre todo, guarda instrucciones para que la cabeza esté siempre sobre el cuello. Nunca dos metros arriba, tampoco con la mirada dos metros abajo.

A veces soy la adolescente de talla XS, pero con una etiqueta de chancona talla XL, que entre norma gramatical y norma gramatical le hacía espacio a mensajes frescos —no hay cliché en las mentes buenas—. “El día en que te sientas cómoda, me asustaré. Muévete”, me escribió una vez un maestro al que felicito cada 6 de julio porque recuerdo que el aprecio en la vida adulta no es un hábito: es muchas veces un milagro.

Camila Vera

Correctora web y columnista del espacio Glosario azul en La República. Periodista piurana (Udep) con experiencia en el género argumentativo y narrativo, y en la docencia de la gramática española.