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La justicia es laica, por Maritza Espinoza

“Por momentos, parecíamos súbditos de un Estado confesional buscando la absolución a nuestros pecados...”

Por estos días, ha estado en Lima una misión del Vaticano compuesta por el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote Jordi Bertomeu, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para investigar los casos de pederastia y abusos cometidos dentro de la organización católica Sodalicio de Vida Cristiana, cuyas víctimas tienen más de dos décadas buscando justicia y reparación.

En este proceso, al que han acudido víctimas, periodistas, directivos sodálites y otra gente relacionada al caso, se han repetido hasta el hartazgo frases como “enviados del santo padre”, “devolver a las víctimas la fe en la iglesia” o “la justicia divina”. Por momentos, parecíamos súbditos de un Estado confesional buscando la absolución a nuestros pecados. O casi.

Más allá de las buenas intenciones de Francisco Bergoglio, suena impropio tanto sometimiento a la intervención de un estado extranjero en delitos que han ocurrido en nuestro país. Si, por ejemplo, se descubriera que en una gran corporación como McDonald’s, se está abusando de niños que van solos a pedir una Big Mac, nadie esperaría que fuera la corporación la que hiciera las investigaciones o pesquisas, sino que se le exigiría poner de inmediato a los empleados sospechosos a disposición de las autoridades civiles y pagara sin chistar las reparaciones a que hubiere lugar.

Por eso, ¿de qué le sirve exactamente la investigación vaticana a la justicia local? ¿No haría más el Papa Francisco por las víctimas si entregara a la Fiscalía a gente como Luis Fernando Figari, cabecilla sodálite, a quien tendría cómodamente asilado en Roma? O, ya que hablamos del hombre más poderoso de la tierra, ¿no sería más útil que condene enérgicamente las presiones que el Sodalicio ejerce sobre la justicia, lo disuelva de una vez y ponga todo su dinero a disposición de los abusados para enfrentar sus procesos judiciales?

Todo otro gesto, seamos francos, no parece ser más que un asunto de marketing corporativo para entusiasmar a sus feligreses.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.