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El dictador que les falta, por Maritza Espinoza

“La falta de un líder que los galvanice es la mayor debilidad del hampa que está desmontando la institucionalidad peruana…”.

Dijo hace un tiempo Alberto Vergara que el Perú es una democracia que muere sin dictador. Y sí, a diferencia de los 90, cuando Alberto Fujimori encarnaba claramente esa figura, esta amalgama de hampones integrada por las fuerzas de ultraderecha, la izquierda cerronista, la Fiscalía y el Ejecutivo no tiene un rostro visible y de ahí que muchos no la identifiquen como la dictadura que es.

Sería risible calificar de dictadora a la feble encargada de la presidencia y menos a alguno de esos 130 prontuariados que, desde el Congreso, se han obstinado en copar instituciones y envilecer la política con tal de seguir usufructuando del poder más allá de todo límite y plazo legal.

Pero el Perú es una caja de sorpresas y nada nos asegura que cualquier día aparezca en el horizonte algún personaje salido de la nada que cumpla con las características que hacen de un político común y silvestre el prospecto de un autócrata: carisma, narcisismo, poder de manipulación, discurso populista, entraña autoritaria y una dosis de apoyo (partidario, militar o popular) que le permita alzarse con el poder.

Claro que “carisma” es lo que más escasea en nuestra fauna política, pero ¿acaso es algo que no se pueda adquirir con un buen “media training”, un curso de expresión corporal, algo de cirugía y una gran dosis de cinismo? Sin ir lejos, Hugo Chávez, en sus inicios, era solo un sonriente zambito que terminó arrastrando multitudes. Y qué decir del propio Bukele, al que, en sus años de alcalde de Nuevo Cuscatlán, se le trababa la lengua. O de Ortega, el más aguaducho de los líderes de la revolución sandinista.

La falta de un líder que los galvanice es la mayor debilidad del hampa que está desmontando la institucionalidad peruana. Es lo que limita sus aspiraciones de trascender el 2026, año en el que, si van separados, las alianzas y contubernios se les harán pedazos. Esa es una buena noticia para la democracia. Por ahora.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.