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Israel, ¿contra el mundo?, por Diego García-Sayán

“En su visita al paso fronterizo de Rafá, el fiscal reafirmó que tiene ‘jurisdicción’ para investigar los crímenes cometidos en territorio palestino, sea en Gaza o Cisjordania”.

En 1947, Naciones Unidas creó Israel dividiendo Palestina en dos Estados: uno árabe y otro judío, con régimen internacional especial para Jerusalén (Resolución 181). El voto peruano y gestiones concurrentes arrastraron a buena parte de la región. El mayor bloque de países votantes fueron los 20 Estados latinoamericanos (35% del total).

Se constituyó Israel correctamente. De acuerdo al derecho internacional. Pero siguieron décadas de conflictos y privaciones, especialmente para la población palestina, que impidieron la concreción de los dos Estados.

Dramática historia que roció de pólvora la región. Empezando por las ocupaciones israelíes fuera de las fronteras fijadas por la ONU, palestinos sometidos a virtual “apartheid” y más de 800 colonias de “asentamientos” judíos en Cisjordania. Y Gaza, el más grande campo de concentración del mundo, como la calificó el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén Baruch Kimmerling, con sus 2,5 millones, hoy bombardeada incesantemente en transgresión abierta del derecho internacional humanitario.

Y, ahora, este octubre violento, que arrancó con el ataque por Hamás del 7 de octubre; luego, en nombre de la lucha contra Hamás, el bombardeo prolongado y sistemático israelí en zonas en las que prevalece la población civil. Más de 6.000 bombas arrojadas que han matado ya a más de 8.500 civiles, entre ellos más de 3.000 niños. Y 280.000 habitantes de Gaza con sus casas demolidas, inhabitables. Incluso un campo de refugiados —Jabalia— fue arrasado.

La población civil, pues, como objetivo militar sistemático en actos que pueden ser tipificados dentro de lo establecido en el art. 5 y siguientes del estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI). No parecería, pues, que fue por turismo que la semana pasada el británico Karim Khan, fiscal de la Corte, visitó la zona en previsión de pasos que podría dar. Después de todo el estatuto de la CPI, tiene tipificados entre los crímenes que son de su competencia los de genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra y el crimen de agresión.

En su visita al paso fronterizo de Rafá, el fiscal reafirmó que tiene “jurisdicción” para investigar los crímenes cometidos en territorio palestino, sea en Gaza o Cisjordania. Aunque Israel no es parte de la convención de Roma, Palestina sí lo es. El 2021, la anterior fiscal abrió investigación formal sobre alegados crímenes cometidos en su territorio.

Dentro de este contexto, varios analistas rigurosos, muchos de ellos israelíes, confrontan de manera creciente la autopercepción de Israel como “modelo democrático” o de país “superior” a sus vecinos. Entre otros, el laureado periodista israelí Gideon Levy, por ejemplo, quien escribe en Haaretz, destacada publicación israelí.

En conferencia en Washington, Levy apuntaba, por ejemplo, al sionismo prevaleciente en Israel como el factor decisivo en las tensiones arborescentes y el sistemático rechazo frontal a la diplomacia. Ello por ciertos valores profundamente arraigados en Israel: 1) “Somos el pueblo elegido y la comunidad internacional no puede decirnos qué hacer”. 2) “Somos las únicas víctimas”. 3) “Los palestinos no son seres humanos iguales”, “están nacidos para matar”. 4) La falsa afirmación de que “todo es temporal”, cuando Israel no cesa de construir asentamientos en Cisjordania.

Mientras, sigue la matanza. Y es desoído el secretario general de la ONU clamando por un cese de fuego y el flujo de ayuda humanitaria. El confrontacional representante de Israel en la ONU, Gilad Erdan, por su lado, pateaba el tablero exigiendo la renuncia de Guterres. Cerrazón que refleja bien el crudo diagnóstico hecho por Levy. Que, obviamente, impide, por ahora, una solución.

Un conflicto así solo termina de dos formas. Uno, por el aniquilamiento virtual de una parte contra la otra, que es de esperar no ocurra, pese al virtual genocidio en marcha. Dos, por una negociación. Regresando a “las fuentes”: la resolución de creación de dos Estados, implicando la devolución de los territorios indebidamente ocupados. El mundo debe persistir en ello, por difícil que hoy pudiera ser. Aislando a las tentaciones de “soluciones finales” y agotando todos los medios para parar ya la matanza.

larepublica.pe
Diego García Sayán

Atando cabos

Abogado y Magister en derecho. Ha sido ministro de Relaciones Exteriores (2001- 2002) y de Justicia (2000- 2001). También presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Fue Relator Especial de la ONU sobre Independencia de Jueces y Abogados hasta diciembre de 2022. Autor de varios libros sobre asuntos jurídicos y relaciones internacionales.