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Nos robaron el año, por Maritza Espinoza

“Nuestro país ahora es un organismo deprimido y cada peruano, para no darse por vencido, se refugia en su espacio particular”.

Pocas veces en mi vida he recibido —y dado— deseos de año nuevo menos entusiastas que este último primero de enero. Ni siquiera en los terribles tiempos de la hiperinflación, el terrorismo y la dictadura sentí ese desaliento que esta vez bañaba como una niebla cada saludo. Del terrorismo y la dictadura todos sabíamos que íbamos a salir, porque eran tumores puntuales que podíamos —y pudimos— erradicar con una buena inyección de coraje y protesta social. 

Esta vez no. Es como si, muy en el fondo, ningún peruano creyera que el año que comienza vaya a ser mejor que el anterior, o el anterior al anterior. Es demasiado tiempo de una crisis que parece eternizarse cada día. Una crisis que comenzó (o se hizo evidente) con la pataleta de una candidata que no aceptó perder en 2016, que siguió con las metástasis de Odebrecht y los Cuellos Blancos, hasta llegar a este entrampamiento político en el que, donde uno mire, asoma la mafia. El Perú de hoy parece un organismo atacado por una grave septicemia que ha tomado todos sus miembros y órganos.

La siquiatría enseña que un ser humano al que le caen todas las desgracias termina en una profunda depresión que le impide avizorar el futuro. Así, nuestro país ahora es un organismo deprimido y cada peruano, para no darse por vencido, se refugia en su espacio particular, su burbuja familiar, su círculo inmediato, con la expectativa de que esa pequeña balsa no se hunda en la tempestad que bulle allá, en los espacios donde se toman las decisiones que nos afectan a todos.

Entre la mujer que se aferra a la presidencia con uñas y dientes, los congresistas al servicio de intereses antipatriotas, los partidos cada vez más envilecidos, las cabezas corruptas del Ministerio Público, los medios de comunicación que traicionan su deber con la verdad y cierto empresariado mercantilista que no piensa más que en su bolsillo, nos han robado la esperanza. Y nadie parece dispuesto a salir a pelear por recuperarla. ¿O usted sí?

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.