Sociedad

Fue desalojada por su familia y ahora vive en una casa de papel: el caso de Amelia Chávez

A las afueras de su anterior vivienda, en Surco, la mujer de 65 años empleó sus muebles como columnas y edificó un refugio. ¿Cómo subsiste sin los servicios básicos?

Amelia Chávez ha creado su inmueble con papel y trabajo arduo. Foto: Bella Alvites/La República
Amelia Chávez ha creado su inmueble con papel y trabajo arduo. Foto: Bella Alvites/La República

En 2018, Amelia Chávez enfrentó una disputa familiar que terminó en un desalojo: tres de sus hermanos, relata, se apoderaron de la casa de sus padres y, con artimañas, la despojaron de sus beneficios legales. Cuando vio sus pertenencias en la calle, optó por plantarse en el jardín aledaño y construir un casa de papel. Desde entonces, ha superado los inviernos y veranos con agudeza: su espacio, aunque reducido, cuenta con un sistema de ventilación. Pero ¿cómo sobrevive sin los servicios básicos?

En entrevista para La República, la mujer detalló que, “en todo lugar, uno tiene que buscar la parte buena del asunto”. Su ingenio le ha permitido, así, prestarse de un forro para que, a modo de ventana, la luz pública alcance el interior de su vivienda.

En cuanto al agua, emplea galones y los llena en un parque ubicado a cinco cuadras. El contenido lo destina para su uso personal y también para el huerto que ha dispuesto alrededor de la casa de papel. Cuida de su vida como cuida de sus plantas y de las aves que a veces aterrizan: las ha provisto de un refugio.

—¿Ha vivido algún episodio de riesgo?

—Oh, sí. A ese árbol —señala—, durante la pandemia, no lo cortaron y una de las ramas se cayó. Tenía una rama sobre la casita de papel, grandota, pesada. 

—¿Cómo lidia con la familia cuando la ve salir de la que fue su casa?

—Yo siempre trato de evitarla porque es agresiva. Lo que ella (su hermana) hace es barrer y acumular la basurita por ahí, y el aire hace lo siguiente. ¡Todos los días! Intentar hablar con ella es imposible, tenía ese carácter desde que vivía mi papá y mi mamá. 

 Así luce la casa de Amelia Chávez. Bella Alvites/La República

Así luce la casa de Amelia Chávez. Bella Alvites/La República

—¿De dónde obtiene sus ingresos para la alimentación?

—En realidad no puedo trabajar porque no me puedo alejar mucho de la casa. Recibo apoyo de amigas: me traen atuncito o qué sé yo, me apoyan siempre. En realidad, gracias a ellas es que sobrevivo.

 <strong>Amelia Chávez</strong> lleva varios años alojada en esta 'casa de papel'. Foto: Bella Alvites/La República

Amelia Chávez lleva varios años alojada en esta 'casa de papel'. Foto: Bella Alvites/La República

Sobrevive, además, gracias a su destreza: para cocinar usa un honor solar que armó con tecnopor, papel aluminio, vidrio y alambres. "Un día se me antojó pan y no sabía dónde hacerlo, así que aproveché que tenemos bastante sol”, sostuvo. Su casa de papel es, asimismo, un complejo reforzado: una capa de papel kraft, una capa interior de malla de poliéster y una capa exterior de polietileno.

Su último cumpleaños, al igual que el primero, figura como un día más en su calendario: “Pasé mi primer cumpleaños en la calle, no tenía la casita de papel. Ese día justo comenzó a llover y una vecina me dijo: ‘No te preocupes, tengo un toldo que cubre mi carro y te lo voy a dar’”. 

Amelia no solicita ayuda económica porque su confianza en Dios la ha nutrido de convicción: cree que en algún momento el problema legal se solucionará. Por lo pronto, atiende amablemente a los medios de comunicación y, pese a que se ha topado con un sarcasmo inoportuno como el de Víctor Hugo Dávila, tiene un solo objetivo: advertir a todas las familias de que la codicia enceguece. “A cualquier persona le puede pasar esto”, concluye. 

Correctora web y columnista del espacio Glosario azul en La República. Periodista piurana (Udep) con experiencia en el género argumentativo y narrativo, y en la docencia de la gramática española.