Sociedad

Lindsey Hilsum: “La guerra no mejora nada, lo empeora todo”

Lindsey Hilsum. Periodista de guerra para televisión y prensa. Autora de In Extremis, la biografía de la corresponsal de guerra Marie Colvin.

Periodista fue una de las participantes del Hay Festival Arequipa. Foto: Rodrigo Talavera
Periodista fue una de las participantes del Hay Festival Arequipa. Foto: Rodrigo Talavera

Para Lindsey Hilsum el Perú no le es ajeno. Es corresponsal británica de guerra y cubrió la toma de la residencia del embajador de Japón por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en 1997. Relata que también conoce Venezuela, Guatemala, por sus crisis. Además ha cubierto los conflictos de Irak, Libia, Kosovo, Siria, etc. Antes de pisar suelo arequipeño para participar del Hay Festival, un domingo atrás estuvo reportando la devastación del conflicto más brutal entre Israel y Palestina.

¿Cuándo eligió ser periodista, pensó en cubrir guerras?

Trabajé en Guatemala con una agencia de ayuda y quería cambiar el mundo y no fue posible. Es muy difícil (risas). No tenía las habilidades para ser doctor o enfermera. Pero podía preguntar y escribir. Entonces decidí ser periodista. Cubrir guerras que no las deseaba, pero eso es lo que estaba pasando. En Guatemala la guerra fue incipiente, estaba empezando. Después fui a Kenia (África) y había guerras por todas partes. Tenía que hacerlo. En la guerra ves lo mejor de los seres humanos y lo peor.

Y, ¿qué es lo mejor y peor que vio?

He visto cosas del genocidio de Ruanda (100 días de crímenes y asesinatos en 1994) que no he visto en otros lugares. Era absolutamente horrorífico. Sobre lo mejor, hay siempre gente que ayuda a los otros. Son situaciones extremas. En las guerras la gente no planifica lo que va a hacer, solo hace lo que hace. También ves situaciones heroicas, como con las mujeres. En la guerra de Rusia con Ucrania, mucho se habla de los soldados, que son muy bravos. Pero también en los pueblos del frente, hay mujeres, la mayoría profesoras, y son las que organizan todo. Son más importantes que los soldados.

¿Todas las guerras no tienen sentido?

La guerra entre El Salvador y Honduras (1969) por un partido de fútbol es ejemplo de una tontería. Son todas tontas. Acabo de venir de Israel. El problema en ambos lados, es que no pueden ver la humanidad del otro. Si contamos la guerra de Ucrania con Rusia, es brutal y muchos de los soldados rusos son delincuentes, estaban en prisión. No hay honor en una guerra así

¿Ha visto alguna justificación para iniciar una guerra?

Depende de qué guerra, pero es difícil justificarlas. Por la gente que está viviendo bajo una dictadura, yo podría ver una justificación. Por ejemplo, estaba en Libia y Muamar el Gadafi era un dictador horrible y había un pueblo que sufría mucho. Tenía mucha simpatía por el pueblo que quería la revolución. Si fuera de Libia hubiera querido esa revolución también, pero lo que pasó es peor. Ese es el problema, que a veces con la guerra no mejora nada, sino empeora.

¿En algún momento estuvo en riesgo su vida?

Mi amiga perdió su vida. Marie Colvin (tenía un parche en el ojo), fue una gran periodista americana. Trabajó para un periódico británico y escribí su biografía, “In Extremis”. Es una cosa muy difícil. Ella ingresó a Siria con los revolucionarios y yo dije no, que el riesgo es demasiado para mí. Ahora ella está muerta y yo no. Hay un límite para el peligro y también depende de muchas cosas. He tenido suerte. Jon Lee Anderson, un amigo periodista de guerra que tengo yo, le digo que toma demasiados riesgos y él me dice lo mismo.

¿Qué le motivó a escribir la vida de su amiga?

Honrarla es una. Fue una mujer increíble, tenía una vida muy interesante. Después de su muerte tuve la oportunidad de conocerla mejor que cuando vivía. Es muy extraño eso. Normalmente cuando alguien muere es el fin. Ahora hay más mujeres que hacen este trabajo que cuando yo empecé. Colvin es una de las primeras que abrió camino y por eso es muy interesante. Muchas mujeres jóvenes dicen que es una heroína y los hombres dicen que es única.

¿Cuál es el recuerdo que tiene de esa singularidad?

Hay tantas. Una fue en Beirut (Líbano). Había campos de refugiados palestinos, sitiados por sirios. Ella hizo un acuerdo con los sirios de que en un minuto de cierta hora, correría con su fotógrafo hasta el campo de refugiados y que no iban a disparar. Para el día próximo iban a correr hacia los sirios y que no van a disparar. Increíble, ella fue la primera en entrar en este campamento palestino y ver que padecían de hambre. Tenía nervios de acero.

¿Cómo le puede afectar a uno las guerras?

Todo el mundo habla ahora del trauma post traumático. A mi amiga Marie Colvin le afectó y fue alcohólica. Tenía muchos problemas, pesadillas. Yo también tengo pesadillas y lloro porque ves a gente sufriendo. Es un honor hacer este trabajo y ver a la gente en esas situaciones extremas. A veces estoy triste, pero es normal soy ser humano. Si no somos seres humanos no podemos ser buenos periodista, ¿no?

¿Cuál es su posición sobre esta guerra entre Israel y Palestina?

Es muy difícil. He cubierto esta guerra desde hace 25 años y esto es lo peor. No puedo ver una solución. El conflicto no va a terminar porque es muy ideológica. Pueden matar a los líderes y otro líderes van a venir.

¿Cuál es su visión del futuro? Se habla de una tercera guerra mundial?

No tengo ninguna idea. Intelectualmente soy muy pesimista, pero tengo carácter optimista, es un balance personal. Es una época oscura. Quizás lo digo porque las cosas horribles del mundo se conocen ahora por el internet. Creo que es una época oscura por la guerra en el Medio Oriente y Ucrania con Rusia. Tal vez América Latina va a darnos optimismo.

Redactor de la edición sur de La República. Estudió en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) de Arequipa. Trabaja en medios hace 10 años, con mayor interés en las crónicas.