¿Los perdigones de goma son un arma “no letal”?

¿Los perdigones de goma son un arma “no letal”?

A nivel internacional se usa la denominación de “armas menos letales”. Especialistas señalan que el impacto de perdigones ha producido lesiones graves. Organizaciones internacionales recomiendan no utilizarlas en las manifestaciones. 

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A raíz de las protestas masivas en Perú que demandan la renuncia de la presidenta y el cierre del Congreso, la Policía Nacional ha solicitado la compra de cartuchos con perdigones de goma, entre otros materiales antidisturbios, para emplearlos en las movilizaciones. En algunas ocasiones el pedido ha sido con carácter de “muy urgente” dada a la expansión de las marchas en el territorio nacional. En este artículo se evaluará si los perdigones de goma son un armamento “no letal” —como se los clasifica en los manuales de la Policía— y qué impactos puede ocasionar en la salud.

La letalidad depende del diseño específico de la munición, su comportamiento y una serie de variables de física y médicas”, precisó a Verificador el abogado Javier Velásquez, PhD en Criminología de la University of Glasgow, Reino Unido. Añadió que “el lugar donde impacta el proyectil” es otra variable que determina la letalidad porque “el tercio superior del cuerpo suele ser el más sensible, y, por tanto, el que más riesgos acarrea”. 

“En general cuando se habla de ‘no letal’ o ‘menos letal’ es un término relativo, donde lo que se quiere decir es que la munición es menos eficaz para matar que la munición de plomo tradicional. Pero esa menor eficacia no quita que pueda ser letal”, explicó el experto, quien también es académico de la Universidad de la Frontera, Chile.

En ese sentido, ante la consulta de si los perdigones de goma pueden matar, él respondió: “Depende”. “En términos generales, para que los perdigones de goma no sean letales se suele exigir una distancia mínima. Esto es así porque a mayor distancia, los proyectiles van perdiendo fuerza cinética, y, por tanto, al impactar en el blanco solo producen lesiones consistentes en hematomas”, dijo. No obstante, detalló que si esta indicación no se cumple, “pueden penetrar la piel, y provocar lesiones graves o la muerte si impactan en zonas sensibles del cuerpo”.

En este caso, detalló que otra variante a tener en cuenta es la “dispersión”: “A mayor distancia, los perdigones se dispersan, y por tanto llegan a un área y no todos impactan en un blanco específico. A menor distancia, la mayoría de los perdigones van a impactar en el blanco, pero si le sumamos que el impacto se produce con una alta energía cinética, entonces las lesiones pueden ser graves o letales”. 

Javier Velásquez manifestó que el uso de estos perdigones, además, pueden ocasionar “mutilaciones oculares”, tal como ocurrió en Chile, durante el estallido social en 2019. De acuerdo a un estudio médico, señaló que en el periodo del 18 de octubre y al 30 de noviembre de ese año se registró “al menos 182 casos de pacientes con trauma ocular producto de perdigones de goma de la policía”. Aclaró que, hasta el momento, por esta arma no se generaron muertes en su país.

Citó un apartado (7.5.6 ) del informe de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas en el que se identifica una circunstancia en que los perdigones en sí pueden ser ilícitas: “ (...) el disparo de múltiples proyectiles al mismo tiempo resulta impreciso, y en general, no puede cumplir con los principios de necesidad y proporcionalidad”. Asimismo, indicó que organismos internacionales como Amnistía Internacional y Omega y Physicians for Human Rights (PHR) han recomendado prohibir el uso de perdigones en general. 

El reporte “Letalidad encubierta” de PHR señala que los perdigones de goma son un tipo de proyectiles de energía cinética para el control de multitudes diseñados, supuestamente, “para infligir dolor e inmovilizar a un individuo sin que el proyectil penetre en su cuerpo”. Sin embargo, advierte que pueden producir “graves lesiones, discapacidades y muertes”.

Allí se hace una clasificación de estas armas “menos letales”, según el tipo de proyectil (balas de goma o plástico, balas de combinadas, balas metálicas recubiertas con goma, perdigones, etc.), nombres alternativos (o denominaciones incorrectas), mecanismo de acción y alcance y uso. En la parte de “perdigones” se describe como “cartuchos rellenos con pequeños perdigones” que pueden ser de goma, plástico, plomo, acero, los cuales se dispersan “al momento del disparo”.

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Además de los factores “distancia de disparo” y “lugar del impacto”, el documento menciona otras variables que agravan el impacto:  “Acceso tardío a la atención médica” y la “composición del proyectil”. Explica que mientras más demora el acceso médico aumenta el riesgo y que hay ciertos proyectiles que pueden ser “más peligrosos que otros”, como las balas de metal.

Revela que las lesiones por proyectiles de energía cinética suelen producirse  “desde una distancia mucho menor a la que se considera segura”. Sin embargo, advierte: “No existe certeza acerca de cuál es el rango seguro de disparo, el cual varía considerablemente según el arma, el país y el fabricante (...) existen serias dudas acerca de la posibilidad de utilizar estas armas de manera segura y efectiva a la vez”. 

Por su parte, Mar Pérez, abogada de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos ,declaró que a nivel internacional ya no se habla de “armas no letales”, sino de ‘armas menos letales’ porque hay municiones que “si se utilizan mal pueden generar lesiones graves e incluso la muerte”. En el caso de perdigones de goma, indicó que hay “poco control” de la zona de impacto.

Agregó que, hasta el momento, no conoce ningún caso de muerte a causa de perdigones de goma pero precisó: “El riesgo de lesionar a personas que no están realizando ningún tipo de acción violenta es grande y en segundo lugar hay un riesgo muy alto de lesiones oculares, traumas oculares que por lo general son irreversibles”. 

Resaltó el caso de David Rivas, quién recibió el impacto de esta arma en el ojo izquierdo durante una protesta estudiantil en 2016 y quedó con una lesión permanente. El informe balístico señala que el objeto encontrado en la zona de agresión es el “cierre de taco” el cual es un componente del cartucho de perdigones de goma. 

En ese entonces él era estudiante en la Universidad Nacional Federico Villarreal y el 8 de agosto del 2016 se movilizó con otros alumnos contra una cuestión administrativa de la casa de estudios en el Centro de Lima. “La policía me apuntó y yo levanté la mano (...)  me acerqué recoger un balde con pintura (...) yo no tenía nada en las manos más que un guardapolvo (..) Mientras me iba agachando un poquito volteo para mirar al policía y siento ya el impacto (...) No hizo que me desvanezca, aún seguía consciente, pero me me toque el rostro y sentía como un líquido cayendo, era sangre”, contó Rivas, quien ahora trabaja como nutricionista. Comentó que su lesión le ha afectado también psicológicamente pero que ha logrado sobrellevar. Indicó que no ha recibido ayuda de ninguna índole por parte del Estado, salvo su atención inicial en el Instituto Nacional del Ojo (INO).

A su turno, Mirtha Vásquez, abogada y ex primera ministra, citó el comunicado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de 2020, en el que indica que los perdigones de goma junto otras armas no letales poseen “frecuente efecto indiscriminado” por lo que desaconseja su uso “debido a la imposibilidad de controlar la dirección de su impacto”.  “Miren ustedes lo que ha pasado con el tema de Víctor Santisteban, una bomba lacrimógena que está considerado como ‘arma no letal’ le ha producido la muerte por la distancia en la que se dispara y el lugar donde impacta. Eso mismo puede suceder con los perdigones”, dijo.

Dicha misiva contempla recomendaciones tras las protestas contra el régimen de Merino de Lama.  En esa nota, la institución expresó haber recibido el reporte de heridos por proyectiles metálicos y los casos de Inti y Bryan quienes fallecieron — según actas médicas y peritajes fiscales— “por 1 proyectil de perdigón de plomo y 10 proyectiles de perdigón de plomo, respectivamente”. En ese sentido, comunicó también que se debe excluir este tipo de armamento “en los operativos de control de las protestas sociales”.

La letrada cajamarquina añadió que existe varias jurisprudencias de la CIDH y la Corte Interamericana, que abordan la “proporcionalidad del uso de las armas” y el evitar “el uso de armamentos, aunque no sean muy letales”. En estas se recomienda usarlas como "mecanismos de última ratio", es decir, emplearlas conforme a los protocolos solo cuando la situación ya no se pueda solucionar por el diálogo u otra medida política.

¿Por qué se siguen usando los perdigones de goma? Mirtha Vásquez consideró que ello sucede por tres factores: la falta de reforma policial, de “voluntad política” de la autoridad competente del sector y de un Gobierno democrático, en los cuales se incluya un enfoque en derechos humanos.

Verificador solicitó declaraciones a la PNP y al Mininter del Gobierno de Dina Boluarte; sin embargo, hasta el cierre de la edición ninguno ha respondido. 

En el manual “Uso de la fuerza y armas no letales” se realiza ciertas recomendaciones y advertencias sobre “el uso de la escopeta Akkar con perdigones de goma”: 

-"Los disparos no se realizarán a menos de 35 metros de distancia”

-"Siempre se efectuarán los disparos direccionados a las extremidades inferiores”

-Los disparos “a cortas distancias, pueden causar heridas o laceraciones y direccionadas a la cabeza o tórax; incluso la muerte”.

Comunicadora social por la UNMSM. Cuenta con experiencia en la gestión de la comunicación en organizaciones de derechos de pueblos indígenas. Lleva más de dos años como periodista de fact checking de Verificador de La República. Me interesan los temas asociados al medio ambiente, salud y política.