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Eduardo Adrianzén sobre 'Chabuca': "Ernesto Pimentel es la pera de boxeador porque tiene éxito"

El guionista y dramaturgo Eduardo Adrianzén reflexiona sobre las reacciones homofóbicas tras el estreno del biopic 'Chabuca' de Ernesto Pimentel.

Sergio Armasgo y Jorge Carmona, protagonista y director de 'Chabuca', biopic de Ernesto Pimentel. Foto: difusión
Sergio Armasgo y Jorge Carmona, protagonista y director de 'Chabuca', biopic de Ernesto Pimentel. Foto: difusión

Los pronósticos señalan que este fin de semana debe superar los 400 mil espectadores. Hasta el jueves había llevado 385 mil personas. ‘Chabuca’, el biopic de Ernesto Pimentel  producido por la misma figura de América Televisión, desde su estreno, el 11 de abril, transita con bastante controversia, morbo, homofobia y curiosidad sin límites. Conversamos con el guionista y dramaturgo Eduardo Adrianzén para que dé una mirada a este fenómeno y tema de conversación en todas las mesas y en redes sociales.

“A mi en general, debo decir, disclaimer, que la película me gusta, me parece interesante. Es una película bien hecha, bien actuada, producida que tiene obviamente un punto de vista.  A mi me hubiera gustado que se hable más de la tele, pero no se puede, pues,  porque, primero, quizás no había tiempo; segundo, porque de todas maneras la televisión es un medio en el cual Ernesto trabaja y no es el tema  que le interesa. En todo caso, no es para él un punto argumental que le interese porque, finalmente, la  película es la película de él”.

“Yo lo veo como si fuese un producto hecho en Dinamarca, del cual no sabes nada y si lo veo así pienso que es bien interesante en un país de América Latina un personaje drag, porque es un drag, un actor travestido que tiene  éxito, con un  programa que tiene décadas, con una  industria, porque Ernesto es una industria  que da puestos de trabajo y se ha convertido en un personaje popularísimo. Entonces me parece impresionante, bien difícil lograr  eso en América Latina en general. No sé de otro caso en América Latina de un personaje con semejante éxito, creo que no lo hay. Entonces yo lo quiero ver así, todo lo demás me parece  hojarasca”.

Eduardo Adrianzén, guionista y dramaturgo. Foto: Archivo La República

Eduardo Adrianzén, guionista y dramaturgo. Foto: Archivo La República

¿Qué crees que pasó?, ¿en qué momento ese interés es exponencial?

En la película habla parte de la vida de él. Y el personaje está basado en una relación real que él tuvo. A partir de ahí se arma toda una reacción en cadena por la vocación maravillosa que tiene el Perú, sobre todo Lima, de armar una narrativa de la chismografía y del ‘Oh, pero esto fue así, fue asá’.  Entonces se hace contraposición, vuelve algo que ya nadie se acordaba, de que esa persona existió, de que sacó un libro, se resucita por el puro morbo del chisme de la habladuría y todo  esa cosa tan limeña, tan ña catita de querer hablar de algo que no se sabe. Ernesto tiene un punto de vista de su vida, de la historia que cuenta, no usa nombres propios, quiere contar algo como él lo vivió, lo sintió, es su rollo. Del otro lado el joven actor que falleció  y escribió un libro. Creo que él sintió, seguramente, su forma de expresar su punto de vista, pero la verdad no existe acá. Es lo que cada personaje quiera contar finalmente, de eso se trata. La historia de 'Chabuca' es la historia del personaje Chabuca. Es la historia del actor Ernesto Pimentel que cuenta  cómo concibe a su personaje Chabuca y de todo lo que se  nutre, sucede  y de cada experiencia  y eso es todo. Lo demás es para mi aire y baba.

Hay gente que está recordando cosas de esa época...

Esa es la comarca virreinal, chismosa de la cual todo el mundo cree que tiene algo que decir. Eso  es tan  limeño como la mazamorra. Hay gente que vive de eso y que ha hecho de eso su propia industria personal también. Es gente que ha usado esta particular obsesión limeña de la chismografía y del juicio de la vida ajena como su empresa personal, entonces evidentemente esto ha dado en la yema del gusto para que hable hasta el gato. Ernesto es la pera del boxeador porque tiene éxito y se acabó. Es suficiente también para que todo el mundo  ya quiera de alguna forma fastidiar y se aprovecha también y saca la homofobia y el odio  a los gays. El pretexto moralista de ‘!Qué barbaridad, qué horror!’. Es porque les friega la historia de una actor del Ensad (Escuela Nacional Superior de Arte Dramático), sin padrinos y que tuvo que chambear duro y se ganó lo que tenía que ganar porque resultó un personaje talentoso con mucho éxito en la televisión, que es un estupendo negocio en el cual prósperas si es que conectas con algo que a a gente le divierte. De pronto me pareció bien ridículo que se olvidarán de todos esos 30 años desde que apareció la Chabuca. De pronto porque aparece una película y se revive un chisme que es de otra vida viene este cargamontón o es que siempre les cayó mal Pimentel y encontraron un hilo para ver cómo lo fastidian y toda la carrera que tienes en televisión exitosa, no entiendo dónde está ahora. No entiendo, lo odiaron siempre, qué fue. Es bien extraño, pero es una comarca virreinal azuzada por quienes les interesa armar más escandalete.

Ernesto Pimentel en su personaje más icónico, hoy en medio de la polémica. Foto: Archivo

Ernesto Pimentel en su personaje más icónico, hoy en medio de la polémica. Foto: Archivo

"Ernesto siempre ha sido un drag con programa de TV"

¿Y la ola homofóbica?

Eso ha existido siempre. Mi teoría es que se han tragado a Ernesto con soda, se lo tuvieron que bancar porque es un personaje simpático que hace bien su chamba y se abstraen de que en realidad es un actor drag y eso es como ‘ah, oh’. Y hay varita mágica que dice ‘Pero es homosexual que tiene un gran éxito en televisión’. Lo ha sido toda la vida y, sin embargo, es como encontrar un hilito para ver cómo friego a alguien y revienta todo esa homofobia que se mantiene en un nivel como aparte. Pero es la realidad, Ernesto siempre ha sido un drag con un programa de televisión, tiene 30 años en esto y a nadie le movía un pelo. Yo recuerdo, no habían redes sociales, pero  yo trabajaba en televisión y a todo el mundo le parecía divertidísimo y ahora, de pronto, qué pasa. Es como encontrar algo para ver cómo te voy a fregar porque tienes un flanco y es ahí donde voy a tirarte el alfiler o el cuchillo.

El juicio de la vida ajena ha desbordado. Todo el mundo opina...

Las redes necesitan una pera de boxeador de vez en cuando, a alguien a quien liquidar. El limeño era feliz de ver cómo quemaban  en la Inquisición a una bruja. Nada le fascina más en la vida. Pero esto no es solo del peruano. La fascinación de ver a alguien quemado, torturado, eso viene del Coliseo Romano, pero digamos, ir a ver la guillotina era ir a una fiesta. El ver a otro destruido es una manera de botar una agresividad muy fuerte que todos los humanos tenemos. ¿Cómo llamarlo? Es un universo extraño de la gente que vive y que hace de la destrucción del prójimo su empresa. Entonces, una vez instalado eso y no solamente en Perú, se convierte, claro, en la presa del mes y si hay una película de por medio y si hay persona de mucho éxito de por medio es la víctima perfecta. Es como cuando acusan a una chica joven y bonita de un crimen, basta que una mujer joven y bonita sea acusada de algo terrible para que todo el mundo la agarre de pera de boxeador. 'Chica joven y bonita vamos a hacerla polvo'. 'Gay ha hablado que no se llevaba bien con su pareja, hay que destruirlo'. La hoguera necesita un personaje que el machismo peruano quiere quemar, eso es. Y el público lo va a pedir hasta que se aburra, pero va a pasar y ya vendrá otro.

Han salido testigos qué vieron y escucharon

Van a salir personajes de todas partes que tengan una u otra versión, que había conocido a Pimentel o al joven Brocca o a la mamá que servía  el lonche o a la que vendía su papa rellena porque eso es parte de esta dinámica que  obviamente da publicidad. Hace que aparezcas en notas y mucha gente de farándula también va a aprovechar para hacerse publicidad y qué bueno, es su rollo, su chifa para tener notas periodísticas. No lo sé, no entiendo, pero ya cada uno maneja su vida. Se va a opinar a favor o en contra. Lo que puedo decir es que al margen de todo eso que a mí no me interesa cómo fue o dejó de ser la vida privada de dos personas en lo más mínimo, me parece que la película está bien actuada y cuenta la versión de Ernesto, cómo él cree que la pueda contar, no veo más que eso. Es su película. No se si habrá calculado o no todo esto que estamos hablando, no he conversado con él. ¿Sabes qué pasa? Yo no puedo analizar  nada en términos emocionales porque soy comunicador y analizo el producto como producto. Y tanto lo de Ernesto, como lo del perrito (‘Vaguito’)como ‘Vivo o muerto’, el éxito de las tres películas no son por cuestiones extra cinematográficas, sino por cuestiones que tienen que ver con teclas emocionales al margen del producto en sí. En el caso de ‘Chabuca’ será porque hay gente que quiere ver de lo qué tanto están hablando, chismeando, lo que sea. Otro público es el que está conmovido con los perritos y en el caso de Alan García es parecido a ‘Chabuca’ porque también yo he ido a ver la película porque adoro a Stephanye Orúe y hay gente muy profesional. Me parece bien llevada, Úrsula Vilca, mi colega, maneja la estructura bien, de una especulación al personaje protagónico arma un suspenso bien llevado. Funciona. Y al margen de que me caiga bien o mal lo que sea Alan García hay que ver las cosas. Digamos, cuando trates en una película la vida de un ser humano o de un perro en este caso Vaguito, hay que verla, yo la veo como si fuera de Holanda. Es ficción. Acá no es una historia con las bestialidades del Gobierno. Es un tema de entretenimiento puro que evidentemente como un buen producto de entretenimiento funciona para canalizar 80 mil sentimientos  de una sociedad que siempre está con los nervios crispados como la peruana.

Escena de 'Chabuca'. Foto: Instagram/Tondero

Escena de 'Chabuca'. Foto: Instagram/Tondero

Las críticas hacia Ernesto dicen que se presenta en el filme como un santo

Las personas tenemos muchos lados, muchísimos. Entonces, creo que su intención por lo que he conversado con él alguna vez, su intención es dejar testimonio de lo difícil que fue para él, teniendo todo en contra, absolutamente todo en contra. No tenía dinero, chico humilde, era gay, no tenía vara, tenía 50 mil hándicap y logró alcanzar el éxito. Eso es lo que a él le interesa contar. Es un personaje con todas las aristas y todos los lados que un ser humano tiene. Si él hace una película con un objetivo clave que es contar cómo logra vencer las dificultades y todo eso está bien, es su rollo y para eso es el productor de la película y ante ello te guste o no te guste no creo que le debas nada, no creo que tengas un deber más que con tus propias intenciones. Si haces tu película, eres el productor de tu película de algo que quieres contar cómo es tu vida, es tu versión, chévere, fantástico. Pero no puedes decir si debió tal cosa o debió la otra. No es que debió nada. No son fondos del Estado para comenzar, no es pagada por el Estado peruano. Me hablan de una película, de una obra de teatro que no ha pedido nada a nadie, que está trabajando al riesgo como empresa no me interesa, no me importa, no tengo porque hacer de eso un asunto de Estado ni un asunto más importante que simplemente el evento cultural audiovisual que es.  

¿Nos hemos visto más virreinales que nunca?

Creo que nunca hemos dejado de ser virreinales. Y eso es muy limeño, no de regiones, al menos eso me da la impresión. Creo que es limeñísimo esto de ver qué pera de boxeador tengo estos días para destruirlo y para  botar allí la agresividad, los prejuicios y toda la parte cochina que se tiene y que los humanos tenemos, pero que en este caso se agarran, claro, porque es alguien popular como el caso de Pimentel. El pretexto siempre será que hay que hacer justicia con el que falleció, además una muerte trágica, triste. El resto para otros que quieren ganarse alguito porque hay un huevo de gente que quiere ganarse alguito. Pimentel tiene tan claro sus prioridades, su chamba, él ya hizo lo que quería. Hizo su película con su testimonio de vida como él quería contarla y eso ya lo logró. Y es un éxito, bacán.

Hay quienes opinan que Ernesto debe estar arrepintiéndose. ¿Qué piensas?

Yo no creo. De repente sí. Me parece que no debe estarlo. Lo que debe estar es fastidiado, que es diferente a estar arrepentido, me imagino. Debe estar mortificado, fastidiado, sintiendo esto que te digo: ‘Porque de pronto ahora siento que me odian y antes me decían que me querían’. Debe estar fastidiado, decepcionado. Arrepentido no creo porque definitivamente él empujó la película y la película está funcionando. Arrepentido estaría si fuera un fiasco de película y la hubieran sacado a la semana de la cartelera pasando sin pena ni gloria. Y esto te lo digo, pero en especulación porque todo lo que sea sentimientos de la gente de la que estoy hablando en el momento es especulación. 

Periodista del área de Espectáculos en la edición impresa de La República. Egresada de la Universidad de San Martín de Porres. Escribe sobre televisión, cine, teatro y música. Entrevistas a figuras nacionales e internacionales.