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Domingo

Miki González: “El rock es un porcentaje muy pequeño de mi historia como músico, pero sí me motiva tocarlo”

A días del esperado concierto en el que celebra sus 50 años de carrera musical y recuperado de dos males oncológicos, Miki González conversa con Domingo sobre su larga trayectoria y su historia de vida. 

El músico tocará varios temas de Puedes ser tú, su primer disco, en su concierto del Parque de la Exposición este 19 de agosto. Foto: Mario Colán
El músico tocará varios temas de Puedes ser tú, su primer disco, en su concierto del Parque de la Exposición este 19 de agosto. Foto: Mario Colán

Hay 37 mensajes de audio del formato Opus en mi celular. Son archivos comprimidos de sonido, que llegan a través de WhatsApp y que contienen la voz serena y grave de Miki González. Es una entrevista distinta. Un intercambio que empezó con unas preguntas escritas en Word y que han sido respondidas en bits de sonido de alta definición. Y ese no es un tema ajeno al músico e investigador. Durante años siguió la ruta del jazz, el rock y la fusión de ritmos autóctonos, y su camino ha continuado en la música electrónica. Trabaja con una computadora y una tarjeta de audio, ese es hoy su estudio. Alguna vez ha dicho: “El rock está muerto en el sentido de la novedad (…) Lo realmente revolucionario es la electrónica. Es la música de los jóvenes innovadores”. ¿Cómo se le explica eso a quienes viven todavía con el recuerdo de Puedes ser tú, su primer disco, donde explotó su versión más roquera? Este 19 de agosto, en el Parque de la Exposición, Miki González, cantará para sus seguidores más veteranos, los que gozaron de su espíritu punk y new wave, también para los que celebraron fusiones como Akundún u Hoja verde de la Coca. Estarán todos sus ritmos y todos los Mikis. Será un recital para resumir una carrera de 50 años guiada por una curiosidad que lo ha llevado a investigarlo todo. El hombre que colecciona sonidos vuelve al escenario.

¿Cuál es el recuerdo más recurrente que tienes de tu padre?

Mi padre era un hombre muy callado, muy discreto, muy bueno. Ese es el recuerdo que tengo que él.

¿A qué se dedicaba?

Trabajaba en una trasnacional española. Era ejecutivo o algo así.

Siempre hubo una movida cultural muy grande en casa de tu padre, ¿verdad? Entiendo que se reunía con frecuencia con César Calvo, Guillermo Thorndike, Arturo Corcuera.

Bueno, mi padre y mi madre amaban la cultura. Siempre había música clásica en casa, cantidad de libros. Y, claro, sus amigos eran intelectuales, artistas. He conocido cantidad de eso, escritores, pintores, músicos, todos en la casa de mi padre.

¿Fuiste amigo de alguno de los intelectuales que frecuentaba la casa de tu padre?

Principalmente de César Calvo. Después tuve alguna cercanía con Guillermo Thorndike, cuando estaba escribiendo el libro de la guerra con Chile, en el 79. Brevemente conocí a Corcuera. Me contaba Lucho González que se compuso un tema en casa de mis padres, pero en esa época yo no estaba en Perú.

¿Y te queda alguna costumbre que tu familia trajera de España?

Sí, claro, la costumbre de almorzar tarde.

¿Hay alguna banda española a la que siempre vuelves?

No vuelvo a ninguna banda en especial, quizá a El Último de la fila.

Fuiste padre bastante joven, a los 21 años, ¿cómo influyó eso en tu carrera como músico?

No era músico en esa época. Más bien, cuando me separé de la mamá de mi hija, a los 23, me di cuenta de que se habían dado muchos cambios en mi vida, como que ya no tenía una familia, pero la música se había quedado conmigo. Entonces, allí me acerqué a la música y me di cuenta que era lo mío. 

Siento que una de las cosas que más te emociona del concierto por tus 50 años de carrera es tocar temas de tu primer disco Puedes ser tú (1986). ¿Me equivoco?

No. Me motiva mucho tocar esos temas, es que de ese disco toda la vida solo tocamos “Dímelo”. Al comienzo tocábamos “Puedes ser tú” o “Dónde Están”, que era algo que de repente pedía alguien, en Cusco recuerdan mucho ese disco. Y este es un recuento de toda la carrera de rock. Porque yo fui roquero todos los 80 y lo último que hice que podría ser rock es “Chicles, cigarrillos, caramelos” en los 90. En los 80 fui roquero, solo cinco años, y todos los 90 hice pop étnico o afro pop. Y todo el siglo XXI, que ya vamos por el 23, he hecho electrónica. El rock es un porcentaje muy pequeño de mi historia como músico, pero sí me motiva tocarlo, porque a los 30 me hice artista de rock, cuando ya no pensaba que iba a tener una carrera musical. Mi carrera hasta ese momento había sido como director musical y productor. Trabajaba en estudio, creaba temas para festivales, o a pedido, para el cine, para comerciales, para lo que fuera. Y de pronto me hice roquero. Mi primer disco lo grabé a los 33, fue una sorpresa.

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Estuve escuchando Puedes ser tú y me he quedado pensando por qué como disco no tuvo más repercusión. Temas como “Dónde están”, “Peligro” o “Puedes ser tú” deberían ser todavía más conocidos que “Dímelo, dímelo”.

Es que tienes que verlo desde una posición histórica. En el momento que se hizo ese disco había muchos problemas políticos y la radio no permitía tocar temas políticos, menos de denuncia como “Puedes ser tú” o “Dónde están”. Y el éxito de los temas dependía de que sonaran en la radio. Ahora es distinto, ahora se mide con las vistas en las playlists o en YouTube. Eso es un cambio importante. Como te digo, los temas que entraban a la radio podían ser éxitos, todos los demás no lo eran, eran buenos o malos temas de un LP. Podemos cambiar la pregunta. Si me dices, ¿por qué esos temas no tuvieron éxito? La respuesta es que eran temas políticos y no entraban a la radio. 

¿Te gusta la versión que Wicho de Mar de Copas hizo de “Dónde están”?

Sí, está bien. No me dijo que iba a cambiar la letra, todo eso de “ahora Sendero es Movadef”. Pero Wicho es un capo. Todo lo que hace es digno de respeto. 

Le cambió un poco la letra, la actualizó y siento que le dio más potencia, ¿tú que piensas?

Bueno, esa es tu opinión y yo la respeto. Yo pienso que cambiar una obra, no sé, eso no se toca. Te explico, hubo un grupo que quiso hacer una nueva versión de “Dímelo, dímelo”. Y hay una parte en la letra que dice: “Estás en la onda eres más bacán”. Y ellos querían poner algo como: “Ahora soy influencer”. Y eso no tenía ni pies ni cabeza. Era un híbrido raro. No puedes hablar de influencers en un tema que habla de la propaganda en la televisión. Es como que agarraras un tema de la colonia, como el panalivio. Allí se dice (Miki canta en el WhatsApp): “Ya me corté con la hoz. Ya me sale mucha sangre. No es la sangre que me sale. Sino que me mata el hambre. Panalivio malivio san”. Puedes cambiar esa letra, lo puedes hacer, es de dominio público, pero la letra es valiosa, te está indicando que era la única manera en la que los esclavos podían quejarse, si no los azotaban o los castigaban en calabozos. Hay otra letra: “Ya salió mi caporal con su chicote en la mano, enseñándonos a rezar para ser buenos cristianos". Allí te están diciendo que a ellos les imponían unas creencias religiosas, y se iba contra su libertad. En el Perú todavía vivimos en la época de la Colonia. Aquí la religión oficial es el catolicismo. Y el que no es católico, ¿no es oficial o qué?

¿La carga política que tenía este disco te trajo algún problema?

Sí, tuve muchos problemas. La disquera con la que iba a salir, que era Discos Independientes, no quería sacarlo porque se había dado la matanza en los penales, como El Frontón. Mira, de alguna manera era el disco más esperado del 86. “Dímelo, dímelo” había sido número uno todo el 85, y luego yo volví de Argentina, con un Long Play -porque lo que hasta ese momento habíamos sacado era un 45, lo que ahora se conoce como un single-, después de haber grabado con Charly García, con Calamaro. Y a nadie se le ocurría que un peruano iba a grabar con esos artistas, y menos a mí. Y entonces había mucha expectativa, pero no salimos en abril sino en septiembre. Y ya no pasó nada. Ya no encontraron singles. Era época de elecciones. Pasó desapercibido.

¿Cuál es el recuerdo más insólito que tienes de la grabación de Puedes ser tú en Buenos Aires, con músicos como Charly García y Calamaro?

Estar al mismo tiempo en el estudio con Charly, Calamaro, Cachorro López, (Daniel) Melingo. ¿Te imaginas a toda esa gente junta en una sesión de Miki González? Yo no había vendido discos en ninguna parte, recién empezaba mi carrera, solo tenía un single en Perú.

Hablemos de tu experiencia en el Huallaga, por tu clásico “Vamos a Tocache”. He leído que alguna vez, en el intermedio de un concierto en Aucayacu, se te acercó un senderista para reclamarte por afirmar que estabas agotado. ¿Puedes contarme un poco de ese momento?

Eso fue en un mano a mano, porque también estaba tocando otra banda. Y sí, yo dije que estaba muy cansado, y luego, en el intermedio, se acerca este muchachón diciendo: “Yo soy del partido”. Nunca nadie se había presentado así. Pero era un tema personal. Me dijo que no dijera que estaba agotado, le dije que muy bien. Y luego me preguntó que porqué había traído una cerveza tan fea. Entonces le expliqué que ese era un tema del empresario, que yo solo ponía la música. No pasó más. 

¿Iba gente armada a tus conciertos en el Huallaga?

Es posible. Pero nunca nadie nos apuntó con un arma. Alguna vez hubo algo con un técnico, en Tarapoto, pero nunca hubo algo directamente con nosotros. Éramos sus invitados, íbamos a tocar. Mira, cuando viene una banda a Lima, tipo Bon Jovi, hay un tema comercial allí, hay un público que los quiere ver, compran las entradas, hacen su cola, y el Huallaga no era diferente, solamente que allí todo estaba tomado por Sendero y todos eran senderistas. Si no eras senderista, simplemente te mataban. Entonces, eras joven, te gustaba el rock o la cumbia, y eras senderista. Pero ahora eso prácticamente ya no existe. Si hoy alguien es senderista es por una convicción personal, pero esa zona del Huallaga que estaba tomada por Sendero ya no existe. 

¿Los representantes del Apra, durante el primer gobierno de Alan García, se molestaron por tus visitas al Huallaga?

No, no es que estaban molestos. Iban varias bandas de rock, yo no era el único. Iban bandas de cumbia, iban vedettes. A ver, Alan García había roto con el Fondo Monetario Internacional y la economía de su gobierno era un caos. Se dice que el Estado Peruano iba a comprar sus dólares al Huallaga. Y en el caso nuestro, teníamos trabajo porque había dinero. Pero también traían orquestas de cumbia de Colombia, venían orquestas que llegaban a Lima, pero no tocaban acá, sino que venían a hacer eventos privados en el Huallaga, porque había un montón de plata.

¿Dirías que eres buen cantante?

No, no soy buen cantante, qué voy a serlo.

¿Es cierto que al inicio de tu carrera procurabas imitar el sonido de los dibujos animados?

No, no era así. Lo que pasa es que yo tenía que ser un personaje. Cuando subes al escenario de un teatro, haces el papel de un personaje, no haces tu propio papel. Y en música es lo mismo. Tu imagen pública en el escenario es muy distinta de lo que eres. Tú puedes ser un buen padre, amar la familia, y puedes ser también un músico de punk que cuestiona a toda la sociedad. Eso existe. Entonces, lo que he dicho alguna vez es que caracterizarme como un dibujo animado era lo que buscaba en ese momento, porque no sabía mucho cuál era mi imagen en el escenario. 

¿Cuánto tiempo estuviste viviendo en el Cusco?

Yo voy al Cusco desde los 70. Y prácticamente siempre he ido de visita. Lo que pasa es que, con la pandemia, en la que todo el mundo trabajaba a distancia, surgió la idea de pasar tiempo allá y también en Lima. Pero con el cáncer del año pasado prácticamente no he podido ir por allá. Ya retomaré eso.

¿Es el mismo tiempo que tienes haciendo música electrónica?

No, yo empecé con la electrónica el 2021 o desde el 2020, y yo voy al Cusco desde mucho antes. Mi chacra la conseguí en 1997. Y antes me fui todo un verano a estudiar quechua, en el 94. Algunos fines de semana venía a Lima, pero casi todo ese verano estuve allá. Pasaba mucho tiempo en Ollantaytambo, ahora no se me ocurre. Ollantaytambo es como Barranco, está lleno de turistas y toda la gente vive de ofrecerles comida y artesanía. Es muy movido, la gente va y viene, pero ahora me gustan más los sitios donde no hay gente (se ríe).

¿Cuál es la frase en quechua que más usabas en el Cusco?

(Se ríe) Pucha, no sé, “Imaynalla kashanki”, que es “cómo nomás estás”. Es su manera de saludarse. Por eso te contestan, bien nomás, porque están respondiendo tu pregunta. “Allillan” es bien. Y con “allillanmi” estás enfatizando la respuesta, que estás bien. El “llan” es la respuesta al nomás de la pregunta. Es que tienes que ser muy correcto al hablar. No puedes decir “ya vengo”. Debes decir “ya volveré”. En quechua no existe esa vaina como en el español.

Alguna vez Pedro Suárez Vertiz trató de explicar tu paso del rock a la música fusión con la siguiente frase: “¿Qué pasó con Miki? Como el eterno investigador que siempre fue, mutó a la fusión. El rock fue solo un capítulo en su vida”. ¿Es una buena explicación la de Pedro?

Sí, mira, es una buena frase, buena explicación. Creo que allí Pedro la achuntó.

¿Hay algún tema de rock peruano que no sea tuyo pero que te gusta tanto que a veces dices: Caray, cómo me hubiera gustado grabarlo yo?

(Se ríe) Obviamente “Sucio policía”.

¿Con qué músicos peruanos te hubiera gustado grabar algo?

Con Ronaldo Campos. Con Vicente Vásquez me hubiera encantado también, pero se murió muy joven.

¿En qué etapa de tu búsqueda musical te encuentras hoy?

Estoy escuchando muchísima música de África, creo que como siempre. Hay mucha música de guitarras y electrónica que estoy escuchando de África, aparte de la música ritual.

La gente irá a tu próximo concierto para matar la nostalgia, para olvidar un poco el caos de Lima, porque te quiere mucho, tiene mil motivos. ¿Por qué haces tú este concierto? ¿Qué buscas?

Yo hago este concierto porque he cumplido 50 años de trayectoria artística y estoy en peligro de extinción, así de fácil. He tenido dos cánceres y por suerte me he podido recuperar. Estoy muy agradecido con Nardos Producciones por haberme buscado. Yo no fui a decirles: “Oe, cuñao, mira que quiero hacer esto”. A través de Fátima se cerró ese contrato para este gran show. Estamos muy motivados, estoy contentísimo. La banda con la que estoy me da alegría y felicidad, y toca increíble. 

Has investigado los ritmos afro y andinos del Perú, ¿por qué?, ¿qué te ha dejado esa investigación?

Pero por qué no hacerlo. Es música muy bonita. Y ahora tengo un proyecto con música amazónica. Acabo de grabar a un pata de los orígenes yanesha. Vino la semana pasada, de su comunidad, que está pasando Villa Rica, y grabó música ancestral, como la llama él. Una de esas canciones se canta cuando las chicas tienen la menstruación. Van como dos meses a una casa. Cuando salen de allí se hace una fiesta, como un quinceañero. Y lo que me había grabado era parte de esa festividad. Yo lo que quiero es preservar todas esas expresiones contemporáneas que todavía forman parte de rituales importantes, porque todo eso está cambiando. La música cambia todo el tiempo y por eso quiero preservarla, todas estas expresiones que tienen que ver con rituales agrícolas, ganaderos, y que sé yo, todas estas fiestas de iniciación de la pubertad amazónica. Es una maravilla.

¿Hace cuánto tiempo que no vas a El Carmen? ¿Qué es lo que más extrañas de ese lugar?

No voy a El Carmen desde que acabó la pandemia. Lo que más extraño es el calor y la amistad de tantísimos años de esa gente maravillosa, y allí estoy incluyendo al Guayabo. 

¿Podrías definir qué es la identidad peruana?

Cada uno ve su peruanidad de una manera. Aquí hubo una invasión, pero la historia se cuenta desde el punto de vista de los ganadores. ¿Cuál es la bebida de bandera? El pisco. Y la uva la trajeron los españoles. El caballo de paso peruano es visto como símbolo de peruanidad. El caballo también lo trajeron los españoles. Hablan del pisco, pero la bebida de bandera es la chicha de maíz, que en el sur andino se consume como parte del trabajo. Cuando contratas un trabajo de construcción o de agricultura, por ejemplo, la chicha es parte del contrato. Entonces hay costumbres ancestrales que son identidad peruana, pero la gente de las ciudades está muy lejos de las comunidades rurales, entonces su peruanidad está en base a lo que los medios transmiten. Y los medios son propiedad de los descendientes de los ganadores de esa guerra, los conquistadores. Entonces hay muchos puntos de vista de lo que es identidad peruana. A mí me llama la atención la que tiene elementos de cómo era la vida desde antes que llegaran los españoles, todas las cosas que tienen origen precolombino y que se siguen haciendo, como el trabajo comunal en el campo, el tema del riego, todo eso es muy valioso. Y toda la música que hay alrededor de eso, de la fertilidad agrícola, tiene que ver con una cosmovisión interesantísima. Esa es la peruanidad que me motiva a mí.

Cuando te han preguntado por los artistas que han influido en tu obra, has mencionado muchos nombres: Albert King, Devo, New Order, Frank Zappa, The Cure, Máximo Damián, Nicomedes Santa Cruz. ¿Tienes un registro físico de sus obras? ¿Guardas muchos discos?

Tengo registro sí, de gente como Albert King, de Devo, de Zappa, aunque no guardo muchos discos. Pero más que algo físico, tengo su influencia y su marca. Me hicieron el hombre que soy ahora. Si yo no hubiera conocido a Amador Ballumbrosio, en El Carmen, no sería la persona que soy ahora. 

Si te dieran a elegir cómo debe recordarte la gente físicamente, ¿preferirías que el recuerdo de la gente sea el del joven de pelo desordenado y sombras en los ojos que imitaba el look de Robert Smith o el del hombre sosegado, cabello al rape, que hace música en una computadora y responde al nombre de Mikongo?

Bueno, lo limitas un poco, ¿no? Solo son dos looks, o el que copia a Robert Smith o el pelado. También podrían recordarme como el pata que corría tabla en Barranquito a los 15 años, pero me es indistinto. Podrían recordarme de muchas maneras, pero en realidad, cuando yo me muera, si me recuerdan solo va a ser por la música, no va a ser por otra cosa. Y la música ya está. Te va a llevar a una dimensión interior, privada, y eso es lo que va a funcionar, todo lo demás es secundario. Igual te agradezco por haber dicho Robert Smith y no Cerati (se ríe). Y tu otra visión, la del pata sosegado, pacífico, está muy buena, pero yo no soy así. Yo soy una bestia total, tengo muchos lados.

Periodista formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es editor y reportero del suplemento Domingo de La República. También ha publicado en el diario El Tiempo de Colombia y La Tercera de Chile. Fue reportero de la sección política de este diario. Tiene un blog sobre fantasía (cuervosobrepalas.wordpress.com) y otro en el que comenta su trabajo periodístico (cambiodetitulares.wordpress.com)