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“El Perú se ha lumpenizado”, por Humberto Campodónico

“En el 2008, Francisco Durand ya había introducido el concepto de economía delictiva. En su libro del 2007 El Perú fracturado dice que hay tres sectores socioeconómicos: el formal, el informal y el delictivo”.

En el 2006, un informe de la Comunidad Andina de Naciones decía que el Perú es el único país que tiene exportaciones de oro bajo la denominación de “Comercio no registrado” y calificado como Exportaciones oro lavadero (contrabando), cuyo origen se asocia a la minería artesanal/informal/ilegal.

Eso sigue hasta hoy. El Anuario Minero 2022 del MEM dice que la producción de oro fue de 97 millones de toneladas (MT). Pero la Memoria 2022 del BCR dice que se exportaron 160 MT (equivalentes a 5.6 millones de onzas troy), o sea 63 millones más. Son cifras “notables”.

El total exportado de oro en el 2022, según el BCR, fue US$ 10,658 millones, de los cuales el 60% correspondería al oro “formal” y el otro 40% restante (o sea, US$ 4,000 millones) provendría de la minería ilegal y de la informal, el mismo que es procesado en refinerías, que lo blanquean para exportarlo, con distintos métodos. En esta cifra no está el oro que va a Bolivia de contrabando y luego se exporta.

Hasta aquí, solo hemos corroborado con cifras recientes lo que se consigna en Las economías criminales y su impacto en el Perú (Capital Humano y Social, Fundación Adenauer, 2022. Los autores son Ricardo Valdés, Carlos Basombrío y Dante Vera). Además de la minería ilegal, se cuantifica la trata de personas (US$ 1,300 millones), el contrabando (US$ 234 millones), el tráfico ilícito de drogas (US$ 1,134 millones), la extorsión (US $ 530 millones), la pesca ilegal (US$ 300 millones) y la piratería de software (US$ 209 millones), entre otros. El total se estima en US$ 6,657 millones (1).

Antes, en el 2008, Francisco Durand (lamentablemente fallecido a principios de año) ya había introducido el concepto de economía delictiva. En su libro del 2007 El Perú fracturado (Editorial del Congreso; tiempos aquellos) dice que hay tres sectores socioeconómicos: el formal, el informal y el delictivo.

Afirma que “están separados y articulados a la vez. La articulación es posible porque el sector informal y el delictivo ofrecen alternativas que no están dadas en el sector formal y ante su incapacidad de generar mayor cantidad de trabajo y de empresas registradas. Por eso la gente entra a esas economías alternativas que están semifuera de la ley. Así, estas nuevas fracturas se suman a las viejas: entre ricos y pobres, entre el campo y la ciudad, entre otras, que hacen posible definir al Perú como un país fracturado” (2).

Una cuestión central es que esos sectores “necesitan del Estado, como lo hacen los formales, para neutralizarlo, para que se haga de la vista gorda y deje de combatirlos y eso por varias razones, entre ellas porque requieren control territorial de los corredores de entrada y salida de sus productos. Necesitan una maquinaria de influencia, o sea, tener representación política, por ejemplo, en el Congreso, de manera indirecta o indirecta. Y el principal mecanismo es la coima, más que la violencia” (ídem).

Esto contribuye a explicar las características actuales de ¿nuestra? representación política. Dice Durand que “se han posicionado, dentro del manejo de la ley, en los tres poderes del Estado y en los tres niveles de Gobierno, han generado una especie de lumpen burocracia. El Perú se ha lumpenizado”.

Todo eso representa un peligro para el sector formal que culpa al Estado pero ha hecho poco por organizar a los informales: “no han asumido una representación que les permita decir ‘aquí está mi gallina de los huevos de oro’, yo quiero el país de cierta manera y por tanto voy a hacer los esfuerzos para reorganizarlo de manera legal, de acuerdo a mis intereses, pero de alguna manera reorganizarlo” (ídem).

Ante esa situación, la solución no la va a dar solamente la iniciativa privada y el mismo tipo de crecimiento económico, porque, además, pareciera que la época ya no da para nuevos superciclos. Lo que hay que hacer es ir a la construcción de un Estado. ¿Cómo lo hacemos?

Dice Durand: “Estamos a años luz de una definición, pero esa es la discusión. Tener un Estado soberano, independiente del mercado, capaz de ser funcional e ir avanzando progresivamente de manera sistemática en ejercer autoridad e ir por lo menos reduciendo el rol de estas socioeconomías. Y eso requiere planificación”.

1) Estas economías abarcarían a 5 millones de peruanos. Ver: Debate sobre un Perú fracturado, 25/12/2019
https://bit.ly/46i8Yh5
2) Entrevista a Francisco Durand, Quehacer # 10, 2021, DESCO.
https://bit.ly/40GoC4M

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Humberto Campodónico

Cristal de mira

Humberto Campodónico. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.